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El show debe continuar

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Se acabó el show del sorteo, pero no la temporada de espectáculos rumbo a la elección: “¿Está de acuerdo o no con que las autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen y, en su caso, sancionen la presunta comisión de delitos por parte de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto antes, durante y después de sus respectivas gestiones?” es la trama central del episodio llamado Los expresidentes.

Que si a Carlos Salinas de Gortari por la brecha de desigualdad. A Ernesto Zedillo por continuar con las políticas privatizadoras. A Vicente Fox por intervenir en el proceso electoral en 2006. A Felipe Calderón por su combate al narcotráfico, la militarización del país y las culpas que aún son parte de un proceso en New York contra su exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Y a Enrique Peña Nieto por los señalamientos sobre el financiamiento de su campaña y los hechos por Emilio Lozoya sobre su participación en una red de sobornos a legisladores de la oposición para aprobar la reforma energética a inicios de su mandato. Aquí están los personajes antagonistas.

Y sólo uno de ellos dio acuse. Felipe Calderón, aunque no expresó nada nuevo: si tiene pruebas, que las presente. Y ahí está el talón de Aquiles de esta historia, pero también el truco para hacer de ésta una narrativa altamente redituable rumbo a la elección del 2021.

Andrés Manuel López Obrador armó un plan perfecto. Calentó por meses la consulta con la que endosaba a sus seguidores la posibilidad de juicio a sus antecesores, pero —aunque afirman que lograron dos millones de firmas— se aseguró de que la Suprema Corte de Justicia reciba la petición, ésta sí, no hubo de otra, firmada por él. Si pasaba por apoyo ciudadano, ¿por qué negarse a la voluntad del pueblo bueno? ¿Y si pasa por fallo del Poder Judicial, dirá que debe respetar la división de poderes? Gana, gana absoluto y, con ello, se apodera de una gran franquicia de impunidad.

 

 

 

No sabemos qué sucederá en la Corte, donde hay, por fortuna, capacidad y sensatez.

Sin embargo, la mera intención en Palacio Nacional hace revolcar a todo un aparato de justicia, ése al que se está debilitando al someter a consulta su misma operación. ¿Que no un delito se castiga por denuncia? ¿Que acaso se puede ordenar una investigación sobre alguien por el mero deseo de verlo en persecución? ¿Ya de plano afirmaremos que la justicia no es pronta ni expedita, sino a capricho?

Como sea, este episodio da para muchas conferencias matutinas, varias declaraciones incendiarias y enfrentamientos con quienes respondan.

Tal vez sólo con Felipe Calderón, a quien también le conviene mantenerse en el escenario, pues tiene intenciones de permanencia en la vida pública. Meses largos, una trama algo previsible.

Mientras tanto, detrás del telón tantos temas por resolver y poca voluntad para girar el reflector sobre ellos. ¿Viva México?

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