¡Aguas! Huachicol hídrico y seguridad nacional
Las redes criminales están utilizando pozos clandestinos, camiones cisterna y otras formaspara extraer y vender agua a precios exorbitantes.La escasez de agua se ha convertido en una grave amenaza para la seguridad nacional y la estabilidad social en México. Con el ...
Las redes criminales están utilizando pozos clandestinos, camiones cisterna y otras formas para extraer y vender agua a precios exorbitantes.
La escasez de agua se ha convertido en una grave amenaza para la seguridad nacional y la estabilidad social en México. Con el sistema Cutzamala al 40% y el resto de las presas en acopios similares, la crisis ya no es un riesgo, es una realidad. Mientras regiones enteras enfrentan sequías y falta de acceso al agua, el crimen organizado ha encontrado en el “huachicoleo" de agua una nueva y lucrativa fuente de ingresos.
Los expertos advierten que la red hídrica del país no está preparada para satisfacer la demanda existente ni futura. Se desperdicia gran parte del agua por fugas, y la infraestructura de captación, potabilización y distribución es insuficiente. A esto se suma la sobreexplotación de acuíferos y la contaminación de ríos y lagos.
Ante la escasez, los criminales ya están perforando ductos para robar el agua y revenderla a precios exorbitantes a comunidades desesperadas. Al igual que con la gasolina, este mercado negro del “agua huachicolera” comienza a volverse un jugoso negocio controlado por el crimen organizado o por meros ciudadanos oportunistas.
El “huachicol” hídrico, es decir, el robo y venta ilegal de agua, está creciendo en zonas rurales y urbanas. Las redes criminales están utilizando pozos clandestinos, camiones cisterna y otras formas para extraer y vender agua a precios exorbitantes. Esto está dejando sin agua a las comunidades más vulnerables y está poniendo en riesgo también a la seguridad alimentaria.
Además del “huachicol” hídrico, el crimen organizado está involucrado en la extorsión a los agricultores y ganaderos que necesitan agua para sus cultivos y ganado. También están controlando el acceso a los pozos de agua y a los sistemas de riego.
Si no resolvemos pronto la crisis hídrica con obras de infraestructura y una mejor planeación, el panorama luce sombrío. Habrá más regiones sin acceso al agua, forzando a la gente a emigrar y dejando pueblos fantasma. La disputa por tan valioso recurso también puede recrudecer la violencia entre grupos criminales, y la confrontación entre grupos sociales y amplios sectores de la ciudadanía.
Urge que los tres niveles de gobierno coordinen acciones para ampliar y modernizar la red hídrica nacional, combatir la corrupción que permite el robo de agua y asegurar el abasto a precios justos, especialmente en zonas marginadas. De otra forma, la sequía y la delincuencia organizada terminarán por convertir al agua en un bien más valioso que el petróleo, y una grave amenaza a nuestra seguridad.
El futuro del agua en México está en juego. Es hora de actuar para proteger este recurso vital para la vida.
¡El agua no es un negocio, es un derecho!
