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Las mujeres de mi vida

Viridiana Ríos

Viridiana Ríos

El viaje de las mujeres que buscan roles de liderazgo está lleno de obstáculos complejos y ocultos, que requieren una gran experiencia, elegancia e inteligencia para superar. Por ello, cuando eres mujer, los errores se te acumulan más fácil y rápidamente.

Como mujer, nadie te enseñó jamás a lidiar con un mundo en donde afirmaciones bien intencionadas resultan ser errores tácticos cuando salen de la boca de una mujer, más no cuando las dice un hombre.
Nadie te dijo que tan sólo decirlo, ya te crearía enemigos.

Los comportamientos críticos y asertivos se fomentan cada vez más entre las mujeres en México, pero todavía dentro de estándares muy estrictos. Las mujeres con personalidades fuertes, competitivas y seguras tienden a ser excluidas, intencional o inadvertidamente, de la toma de decisiones.
Ser exquisita es condición para el éxito.

Yo soy demasiado apasionada para las exquisiteces. Pierdo parsimonia ante lo que considero injusto. A veces lloro y a veces me enojo. Tengo malos días.
Es en esos momentos, donde varias líderes femeninas con más experiencia que yo me inspiran, ya sea de forma explícita con su consejo o tácita con su ejemplo.

Es por eso que hoy quiero agradecerles: 

A Haydeé Pérez Garrido, por hacerme creer que las heroínas existen al ver una en ella.
El trabajo que Haydeé ha realizado en Fundar ha cambiado a México con valentía y constancia.
No hay una sola organización que haya tomado las batallas que Haydeé y su equipo ha librado.
Fundar es un ejemplo de lo que se puede lograr con convicción y evidencia. 

A Denise Dresser, mi maestra de la facultad, por inspirarme a creer que las mujeres podemos tener una voz.
Su elegancia, su temple y su profunda convicción son un ejemplo para todas las mexicanas en la opinión pública. Denise abrió brecha con pico y con pala. O sin ellos.

En la facultad yo sólo tuve tres maestras mujeres: Denise Dresser, Mara Hernández y Alexandra Uribe.
Recuerdo alguna vez haber pensando que, de llegar a ser la mitad de inteligente, gentil y astuta de lo que ellas eran, la habría hecho. Aún lo pienso. No sé si algún día vaya a lograrlo.

A Sabina Berman, la artista. Podrán o no estar de acuerdo con la ideología de Sabina, pero nadie puede negar que tiene un talento innato para capturar con agudeza la naturaleza humana. Sus fábulas nos desnudan como un espejo que no queremos ver pero está frente a nosotros.
Sabina es una artista en toda la extensión de la palabra.

A Mariclaire Acosta, la activista y movilizadora.
Yo tengo la impresión de que Mariclaire nos precede a todas en la lucha por los derechos humanos. Y lo hará siempre con su visión innovadora. Crecimos viéndola entablar las discusiones que, entonces, sólo entablaban hombres.
Su arrojo es un sello y una vocación.   

A Adela Navarro, la heroína. El coraje del periodismo que realiza Adela no tiene paralelo. Siendo muy joven la fui a visitar a su oficina y quedé impactada. La mujer maravilla sí existe, me dije. Se llama Adela. 

A María Elena Moreira, la luchadora.
No conozco persona alguna que conjunte la lucidez y la fuerza de forma tan notoria.
Una mujer de metas inamovibles y de objetivos claros. María Elena es a quien quieres tener a tu lado cuando hay turbulencia.
Y cuando no la hay. Su calma es fuego.

A Jana Palacios, por las batallas que ha dado por nosotras y las que dará. Jana tiene un liderazgo de tejido fino y de nobleza patente. Nunca nada quedará en su bandeja sin ser terminado. 

Quiero agradecer a las mujeres que luchan: A Mala Madre contra el silencio.
A Nayeli Roldán, Tania Montalvo, Jude Webber y Denise Maerker contra la mentira.
A Mariana Niembro contra un Congreso opaco. A Edna Jaime contra el crimen violento.

A las mujeres que saben lo que se necesita para lograr un cambio. A Patricia Mercado por hacerme creer que la política de convicciones es posible. A Cynthia Patricia Cantero por la transparencia. A Rosa María Cruz Lesbros y Jacqueline Peschard por su lucha contra la corrupción.
A Patricia Nieto y Mariel Ibarra por su compromiso con la calidad del periodismo.

A Rosario Ibarra de Piedra, Cecilia Soto, Marcela Lombardo, Griselda Álvarez, Elena Carrillo, Elena Poniatowska, Rosario Castellanos, Elena Garro y a tantas otras. Gracias.

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