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Las dos lecciones de Armando Manzanero

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

Querido viejo: corría el año 1964, mi esposa y yo fuimos con unos amigos médicos a un centro nocturno donde cantaba Luis Demetrio; a la mitad de la función dijo: quiero presentarles a un joven paisano que es un gran compositor, les agradeceré que lo escuchen, y así conocimos a Armando Manzanero.

Estoy seguro, querido viejo, que tú, como millones de mexicanos, has sentido la partida de Armando Manzanero como algo muy personal, porque formó parte de nuestras vidas de una manera extraordinaria, sus melodías eran sugerentes y pegajosas, sus canciones eran verdaderos poemas que, con suavidad y elegancia, se metían en nuestro corazón, y formaron parte de nuestra juventud y madurez.

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Somos novios nos recordaba esas horas inolvidables de los primeros amores, Adoro nos daban las palabras para enamorar, Contigo aprendí expresaba nuestros sentimientos, No sé tú era la confirmación del cariño, Te extraño decía de la mejor manera lo que significa la ausencia, y así cada canción, cada verso, cada poesía, se entretejía en nuestras vidas de manera inexorable.

Y había también canciones para otras situaciones: No es un lamento adolorido, Nada personal era un intento de despersonalizar los sentimientos; y Esta tarde vi llover habla de la soledad y desesperanza ante un amor perdido.

Pero cuando el tiempo y los años pasan, Parece que fue ayer nos recuerda que hemos vivido plenamente, con alegrías y tristezas, y ahora, a nuestros años, Nos hizo falta tiempo nos recuerda que la vida se acaba.

Armando Manzanero fue un gran maestro, nos enseñó que el romance, los amores, la música y la poesía están vivos que no han muerto a pesar de todo, y que nuestras vidas han sido más agradables al compás de su música.

Gracias, Armando, por ser parte de nuestras vidas; seguramente tú, viejo querido, tienes recuerdos precisos con éstas u otras canciones que ese pequeño yucateco de sonrisa eterna nos dejó, y que fueron reproducidas por intérpretes de todo el mundo.

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Estamos al inicio de un 2021 que no presagia muchas cosas buenas, pero que recibimos con optimismo y entusiasmo, como todos los años nuevos. Y aquí quiero señalar que don Armando nos dejó, sin querer, otra enseñanza, que es importantísima; su hijo, Juan Pablo, escribió un texto del que tomo sus palabras.

“Hay que dar un atento llamado a toda la gente a que sean más responsables; mi padre lamentablemente por esa inquietud que sufren todos por estar en casa, en su cumpleaños se fue a echar desmadre a un viaje familiar; y de repente veo la foto con 30 personas, sin cubrebocas, y digo, ‘qué cosa tan irresponsable’, se enfermó, a todos mis hermanos ahí les dio el covid, a mi jefe, pues lamentablemente con diabetes, sus 85 y el riñón jodido, ¡vaya!, la tristeza, le pedí a Dios que no se lo llevara en la plancha, que lo dejara llegar a casa e irse en paz, pero es la voluntad de Dios”.

Tan importante como la primera lección, de música, poesía y amor, es ésta segunda lección del gran Armando Manzanero, que nos obliga a pensar con conciencia, usar el cubrebocas, mantener la sana distancia y tener una gran limpieza.

Y para ti, querido viejo, todas las personas que amas, y todos los viejos del mundo, que el 2021 traiga salud, paz y bienestar.

 

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