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¿Qué haremos sin los benditos acuíferos? (Parte III)

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

 

Por: Ramón Aguirre Díaz

 

En los últimos artículos hemos venido reflexionando sobre la importancia que tienen los acuíferos para el abastecimiento no sólo de la población, sino también de la agricultura, la industria e, incluso, en el mantenimiento de buena parte de los ecosistemas. Una conclusión es que, en la medida en la que seamos conscientes de la enorme dependencia que tenemos de ellos, en esa misma medida deberían ser las acciones preventivas para su conservación.

Las cifras son significativas: el 70% de los habitantes de las zonas urbanas se abastecen por medio de acuíferos. De los 653 que tenemos en el país, los 115 más importantes los estamos agotando rápidamente al extraerles mucha más agua de la que reciben como recarga y son precisamente éstos los que dotan de agua a las principales ciudades, así como a productivas zonas agrícolas e industriales. Otros 90 acuíferos no tienen disponibilidad de agua para otorgar nuevas concesiones, por lo que se deben encontrar diferentes soluciones para atender el incremento natural de la demanda.

En el artículo anterior citamos cuatro características y ventajas: (1) muchos de ellos son grandes almacenamientos subterráneos de agua que se fue acumulando por cientos o miles de años, (2) no pierden grandes cantidades de agua por evaporación, (3) son depuradoras naturales que permiten disponer de agua de buena calidad y (4) son menos vulnerables a ser contaminados por las actividades humanas. Otras tres ventajas que vale la pena destacar se mencionan a continuación:

5.- No se ve afectada su disponibilidad debido a variaciones climáticas, ya que se pueden enfrentar periodos de sequías de varios años sin que disminuya el agua que puede extraerse de los pozos, dado que la gran cantidad de agua almacenada en ellos les permite compensar las variaciones de ciclos de años secos y lluviosos.

6.- No tienen problemas de azolves que resten su capacidad de almacenamiento, como es el caso de las presas, que durante su vida van recibiendo sedimentos que arrastran los cuerpos de agua que las alimentan; su capacidad sólo se puede ver ligeramente mermada en los casos de sobreexplotación debido a la compactación de sus estratos de suelo, resultado de la excesiva extracción de agua.

7.- En muchos casos, dada su gran extensión, los acuíferos se asemejan a una red de acueductos que permiten captar el agua mediante pozos construidos en los sitios de consumo o a corta distancia de ellos, evitando las grandes longitudes de conducción. Esta cualidad es importante para el abastecimiento, no sólo de las grandes ciudades, sino también de las pequeñas localidades y zonas rurales.

Con excepción de algunos casos graves de acuíferos costeros con una creciente afectación a su calidad por la intrusión salina (donde se destaca a nivel nacional el caso del acuífero de Valle de La Paz, en Baja California Sur), en la gran mayoría no se puede hablar de una crisis inminente. Se podría pensar que los problemas se empezarán a hacer críticos en unos veinte, treinta o cuarenta años, pero los problemas pueden tomar tal dimensión que, si nos esperamos, ni con todos los recursos económicos podrán resolverse oportunamente.

Los acuíferos han sido la gran solución encontrada en el siglo XX para resolver el abastecimiento de los centros urbanos, una solución de la cual hemos abusado. Aún tenemos tiempo para tomar con seriedad cartas en el asunto y ejecutar acciones complejas. Ya lo hemos comentado: el problema puede llegar a ser irresoluble para las siguientes generaciones si nosotros no tomamos, ahora, las medidas necesarias.

 

 

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