México 2025: comercio, clima y oportunidad

Por Ricardo Peraza En el umbral de 2025, México se encuentra en una posición clave en el tablero del comercio internacional. Su geografía estratégica, vastos recursos y acuerdos comerciales lo convierten en un actor central, pero también lo exponen a desafíos ...

Por Ricardo Peraza

En el umbral de 2025, México se encuentra en una posición clave en el tablero del comercio internacional. Su geografía estratégica, vastos recursos y acuerdos comerciales lo convierten en un actor central, pero también lo exponen a desafíos complejos que definirán su rol en el escenario global. Tres pilares emergen como fundamentales: la atracción de inversión extranjera directa (IED) impulsada por el nearshoring, la adaptación a políticas comerciales climáticas y la consolidación de estándares ESG en el ámbito empresarial.

Nearshoring: una oportunidad y un reto. El nearshoring, tendencia que promueve la relocalización de cadenas de suministro cerca de los mercados de consumo, posiciona a México como un destino privilegiado. Las empresas estadunidenses y canadienses encuentran en México un socio natural gracias al T-MEC, costos competitivos y proximidad geográfica. Sectores como la manufactura avanzada, automotriz y tecnología lideran esta transformación, con la instalación de nuevas plantas y centros logísticos.

Sin embargo, el panorama podría cambiar con la entrada de Donald Trump. Su política proteccionista podría introducir aranceles o condiciones comerciales más estrictas, lo que obligaría a México a diversificar mercados y reforzar su infraestructura logística y energética. A esta situación se suma la reciente renuncia de Justin Trudeau como primer ministro de Canadá, lo que abre la puerta a que su sucesor adopte una postura más alineada con las tendencias proteccionistas de Estados Unidos. Esto podría generar un frente común entre ambos países en contra de México, poniendo en riesgo la dinámica actual del T-MEC. Cada vez se vuelve una posibilidad más factible que México sea excluido de algún tratado comercial clave, lo que implicaría un golpe severo para su economía y su integración en las cadenas de valor de América del Norte.

Cambio climático: una realidad ineludible. El cambio climático redefine las reglas del comercio global. Iniciativas como el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) de la Unión Europea exigen que México adopte políticas más estrictas para reducir sus emisiones de carbono o enfrente barreras comerciales. Mientras tanto, EU podría replantear su postura frente al Acuerdo de París, generando presiones indirectas para que México establezca un liderazgo climático propio.

La dependencia del país en combustibles fósiles representa un obstáculo significativo. México debe acelerar la transición hacia energías limpias y renovables para no quedarse atrás. Este cambio, aunque costoso, es crucial no sólo para cumplir con compromisos internacionales, sino también para proteger su acceso a mercados clave y evitar sanciones comerciales.

ESG: una nueva prioridad empresarial. En 2025, los estándares ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) ya no serán opcionales. Regulaciones específicas en la Unión Europea y EU exigirán reportes detallados sobre sostenibilidad, impactando directamente a empresas mexicanas que operan en esos mercados. Por ejemplo, la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) de la UE requerirá que las empresas grandes, y también las extranjeras que operen en su territorio, publiquen informes exhaustivos sobre sus impactos ambientales, sociales y de gobernanza, incluyendo métricas sobre emisiones de carbono, derechos humanos y gobernanza corporativa. Además, el Reglamento de Taxonomía de la UE clasificará actividades económicas según su contribución a objetivos climáticos y ambientales, lo que determinará el acceso a financiamiento sostenible.

En EU, la propuesta de la Securities and Exchange Commission (SEC) sobre divulgación climática requerirá que las empresas cotizadas en la bolsa reporten sus emisiones de carbono, incluidos los alcances 1, 2 y, en algunos casos, 3, así como los riesgos financieros asociados al cambio climático. Estas regulaciones están diseñadas para ofrecer mayor transparencia a los inversionistas, pero también imponen costos de cumplimiento significativos a empresas extranjeras que exportan o buscan financiamiento en estos mercados.

Las empresas que no cumplan con estos marcos regulatorios se enfrentarán a sanciones, pérdida de acceso a capital y la exclusión de cadenas de suministro internacionales, particularmente aquellas lideradas por empresas europeas y estadunidenses que priorizan el cumplimiento ESG.

México en el punto de inflexión. Estos tres pilares —nearshoring, cambio climático y ESG— están interconectados. México debe aprovechar las oportunidades del nearshoring mientras se adapta a las demandas climáticas y de sostenibilidad. Este esfuerzo determinará si el país puede mantener y fortalecer su posición como socio comercial clave en América del Norte.

2025 no será un año de ajustes menores, sino un punto de inflexión. Las decisiones tomadas ahora tendrán repercusiones inmediatas en la economía, los mercados y la posición global de México. La capacidad para equilibrar intereses internos con las demandas externas será crucial para navegar un entorno internacional cada vez más complejo y competitivo.

Si bien el camino será desafiante, México tiene una oportunidad única para consolidarse como un líder regional y global. La resiliencia, la innovación y el compromiso con estándares internacionales definirán su éxito en esta nueva era.

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