Elon Musk, Asimov y la ficción que nos alcanza
Quien leyó a Asimov antes de que Elon Musk fuera protagonista en la escena mundial,seguro entendió que ya estamos dentro del universo de sus novelas: robots humaniformes,un potencial invierno nuclear que nos llevará a vivir debajo de domos, la necesidad de migrara otros planetas porque habremos acabado con la Tierra…
Por Miguel Alejandro Rivera
Dicen que Isaac Asimov fue un viajero en el tiempo y, francamente, comienzo a creerlo. Tomando en cuenta las circunstancias en las que vive el sistema mundo, la idea no suena tan descabellada.
El autor, uno de los máximos exponentes de la ciencia ficción en el siglo XX, planteó en su literatura escenarios que, hoy en día, se están convirtiendo en realidad, más aún cuando Elon Musk, empresario y próximo funcionario del gobierno de EU, es admirador declarado de las letras de Asimov y está llevando a la realidad los universos de esas fantasías que tanto le gustan.
La saga más grande de Asimov comienza con un conflicto puntual: el hecho de que los robots están ocupando el lugar que era de los humanos. En nuestra realidad, desde hace años ya vivimos este fenómeno en la cotidianidad, aunque no nos demos cuenta: el estacionamiento nos lo cobra un robot, el cajero del banco ahora es un robot, el internet de las cosas transformó hasta al refrigerador en un robot.
Esto no era tan evidente porque esos objetos mecánicos aún tenían apariencia de máquinas; sin embargo, como en la primera novela de la saga de los robots de Asimov, Bóvedas de acero, Tesla, empresa de Musk, está apostando a construir robots antropomorfos que, de un momento a otro, sustituirán a muchos seres humanos en trabajos que no requerían mayor especialización: ahora que ya te puedes cobrar tú mismo tus compras en el súper, no sería una sorpresa que, pronto, un robot empaque tus productos en lugar del viejo bonachón al que le regalas una moneda.
En la literatura del escritor estadunidense muchas personas se oponían al papel de los robots humaniformes en la vida productiva por la misma razón que los conservadores en EU o España desdeñan hoy, por ejemplo, a los migrantes: según ellos, ocupan un lugar que no les corresponde en su sociedad.
Sin embargo, el paralelismo entre nuestra realidad y la literatura de Asimov va más allá. Además de su obsesión por la mecanización del trabajo, Elon Musk busca llevar al ser humano a la Luna, luego a Marte y de ahí a la conquista de la galaxia, tal como lo plantea el autor en su célebre saga de La fundación, en la cual explica que los seres humanos emigraron de la Tierra por razones que ni siquiera conocen en ese futuro que plantea, por lo que viven en decenas de planetas, pero no tienen claridad de su origen… aquí el asunto se pone aún más perturbador.
Pensemos en que, en efecto, Asimov es un viajero en el tiempo. La novela que comienza con toda su saga de al menos 18 volúmenes es la citada Bóvedas de acero, cuyo título atiende a que la humanidad vive debajo de cúpulas para refugiarse de la contaminación radioactiva del ambiente, tema que es recurrente en sus subsecuentes novelas.
Incluso, en Fundación y Tierra, un grupo de exploradores, que ya vive en otra parte del universo, busca el origen de la humanidad y, al llegar al planeta primigenio, se da cuenta de que no puede ser explorado por la radiactividad que lo aqueja. ¿Qué generó un ambiente tan hostil?
Pues bien, si queremos darle a la literatura de Asimov el sitio que le corresponde en la historia, este 2024 estaríamos viviendo la novela que el autor jamás escribió, el previo a las Bóvedas de acero, la razón por la cual comenzó la destrucción.
Luego de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, le permitió a Ucrania el uso de su arsenal para enfrentar a Rusia en la guerra, el presidente ruso, Vladimir Putin, planteó el defender a su país con armamento nuclear. Asimismo, esta semana, Irán tendrá diálogos con Francia, Alemania y Reino Unido debido a que estos países mostraron su preocupación por el aumento de la actividad nuclear del país medioriental.
Quien leyó a Asimov antes de que Elon Musk fuera protagonista en la escena mundial, seguro entendió que ya estamos dentro del universo de sus novelas: robots humaniformes, un potencial invierno nuclear que nos llevará a vivir debajo de domos, la necesidad de migrar a otros planetas porque habremos acabado con la Tierra…
Aunque Asimov no habla de guerras nucleares explícitamente, es un tema velado en su literatura: por supuesto que lo que causó el éxodo de la humanidad al espacio en sus ficciones fue un conflicto que devastó nuestro planeta y del cual, ojalá me equivoque, estamos en la antesala. Por eso, el hecho de que el propio Elon Musk haya dicho que La fundación lo inspiró para crear la empresa SpaceX no es una casualidad y, a partir de ello, siempre existirá una especie de dilema como el del huevo y la gallina: ¿qué fue primero, la ficción o la realidad?
