Del desecho a la vida: regeneración ecológica mediante aguas negras tratadas

Como consecuencia de las excepcionales condiciones de sequía en los estados del norte de nuestro país, numerosos cuerpos de agua superficiales han desaparecido. En el caso particular de La Paz, capital de Baja California Sur, su población se ha sextuplicado desde los años noventa

Por Norma Elizabeth Olvera Fuentes

Los estados de Chihuahua, Sinaloa, Sonora, Durango y Baja California Sur siguen enfrentando una severa afectación por sequía, la cual abarca de 100% a 90% de su territorio, respectivamente. En el caso de Baja California Sur, la precipitación total acumulada a lo largo del año ha sido de tan solo 56.6 mm. Como punto de comparación, la Ciudad de México (CDMX) ha registrado una precipitación acumulada de 747.3 mm en el mismo periodo, lo que significa que Baja California Sur ha recibido apenas el 7.49% de esta cantidad. La situación se vuelve más preocupante si consideramos que la extensión territorial de la CDMX (1,494.3 km²) ¡representa apenas el 2.02% de la superficie de Baja California Sur (73,909.4 km²)!.

Como consecuencia de las excepcionales condiciones de sequía en los estados del norte de nuestro país, numerosos cuerpos de agua superficiales han desaparecido. En el caso particular de La Paz, capital de Baja California Sur, su población se ha sextuplicado desde los años noventa. Ante esta escasez de precipitaciones y la nula recarga de cuerpos de agua superficiales, surge la pregunta: ¿de dónde obtiene esta ciudad el agua potable para el consumo de la población, el turismo y las actividades productivas? Como sucede en muchas otras urbes de nuestro país, la ciudad de La Paz recurre a la extracción de agua de pozos, los cuales muestran señales claras de agotamiento. El agua que antes se extraía a una profundidad de 9 metros, ahora requiere perforaciones que superan los 80 metros.

Ahora bien, ¿alguna vez se ha preguntado de dónde obtiene agua la fauna de la región ante la prolongada sequía que sufren los estados del norte de nuestro país? Literalmente, ninguna gota se destina para ellos, y no pueden acceder a los recursos de agua subterránea. Las condiciones de extrema sequía afectan no sólo a la población, al sector turístico y la industria, sino también a la fauna de estas regiones, que está viendo mermada su existencia hasta el punto de la extinción.

Cabe considerar que, durante más de seis meses, las regiones del norte experimentan una prácticamente nula precipitación y temperaturas superiores a los 40ºC, lo que incrementa la evaporación de los cuerpos de agua. Si se deseara generar estos cuerpos de agua para crear oasis en el desierto donde la fauna pudiera sobrevivir, necesitarían un aporte continuo de agua. ¿De dónde obtenerla si es tan escasa? ¿Hay algo que se pueda hacer para garantizar el abasto de agua a la población y, al mismo tiempo, proporcionar cuerpos de agua superficiales para la conservación de la fauna en estas regiones tan castigadas por la sequía?

Una muy alentadora solución nos la brinda el municipio de La Paz, en Baja California Sur. Su Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) tiene la capacidad de tratar 700 L/s de aguas residuales, lo que equivale a 60,480 m³ por día. Una vez tratada, el agua se destina a actividades que no requieren la calidad del agua potable, como diversos procesos industriales. Con tan sólo 3% del agua recuperada diariamente mediante este proceso ha sido posible la creación de humedales artificiales: áreas acondicionadas con plantas acuáticas, suelos y microorganismos que depuran el agua de manera natural. Esto ha dado lugar a las Lagunas del Ecoparque Municipal de la Juventud, un oasis artificial que forma parte del “Área de Importancia para la Conservación de las Aves 93, Ensenada de La Paz”, nombramiento otorgado por la Conabio. En esta zona se ha registrado el avistamiento de más de 223 especies de aves, que representan alrededor de 50% del total de especies observadas en Baja California Sur, incluyendo gansos, cercetas, patos, codornices, colibríes, zambullidores, gaviotas, pelícanos, garzas, carpinteros del desierto, entre muchas otras especies, incluyendo mamíferos y reptiles.

Los costos de operación de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) son considerables; en el caso de La Paz, superan los 2.6 millones de pesos mensuales. Ante los diversos retos, incluidos los económicos, se deben tener presentes los grandes servicios ecosistémicos que las PTAR nos aportan: de provisión (alimentos y agua tanto para la población como para la fauna), de regulación (mitigación ante sequías), de soporte (formación de suelo, favorecimiento del ciclo de nutrientes y producción de oxígeno mediante la fotosíntesis) y, no menos importante, los culturales, que proporcionan educación, bienestar, disfrute estético, turismo y recreación. La colaboración entre distintos sectores es fundamental para crear y mantener más PTAR en condiciones óptimas en muchas más regiones de nuestro país. Desde la ciudadanía, Cómo Vamos La Paz es un ejemplo de monitor ciudadano que une diversas sinergias de actores dedicados a enfrentar los múltiples retos que enfrenta la región. Más información en: https://www.comovamoslapaz.org

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