Logo de Excélsior                                                        

López-Gatell, el candidato

Max Cortázar

Max Cortázar

El subsecretario Hugo López-Gatell tiene tiempo que colgó la bata blanca de epidemiólogo, para ponerse el chaleco proselitista del Movimiento  Regeneración Nacional (Morena). Cada vez quedan más lejanos aquellos días, muy al inicio de la pandemia, donde el funcionario en apego a su formación académica lograba, hasta cierto punto, transmitir dosis de tranquilidad social, en la mitigación de los riesgos que la propagación del SARS-CoV-2 han impuesto a la salud de los hogares.

Por sus declaraciones, el epidemiólogo estaba convencido que la pandemia sería de corto alcance (pronosticaba el pico de la pandemia para los primeros días de mayo), así como que ésta tendría un limitado impacto en la vida de los mexicanos (anticipaba un máximo de seis mil fallecimientos por covid-19). El subsecretario en ese entonces todavía apostaba a que podría dar manejo técnico a la pandemia, para cerrar este fenómeno histórico a la altura de la seriedad esperable de un médico con especialización en epidemiología.

Sin embargo, sus malos planteamientos de política pública terminaron por descarrilar la estrategia, así como por extender la fase crítica del problema de salud más allá del tiempo previsto. Pruebas de ello es que, por un lado, once semanas después las curvas aún no alcanzan a encontrar sus puntos máximos y, lamentablemente, contabilizamos más 44 mil muertes —reconocidas oficialmente, aunque el número podría ser mucho mayor como dan cuenta las estadísticas del Registro Nacional de Población y el exceso de mortalidad de 55% en 2020 detectado por la misma Secretaría de Salud, como dio a conocer puntualmente Excélsior el domingo pasado—.

Dado su fracaso como epidemiólogo, al subsecretario López-Gatell sólo le queda la ruta política para tratar de rescatar algo de su reputación personal. Eso lo tiene más que claro y, por ello, renunció a su primera responsabilidad de mitigar el impacto de la pandemia en la salud de los mexicanos, para dedicarse a ser un factor que promueva la cohesión al interior de la base electoral de Morena, al reproducir desde sus salidas a medios la estrategia de la polarización que persigue ese instituto político.

Existen dos botones de muestra que así lo señalan. Primero, culpó a las personas que, desafortunadamente, sufren de obesidad, diabetes e hipertensión de la gravedad de los efectos que tiene el covid-19 en los mexicanos. Debe partirse de un hecho cierto y que merece el mayor de los esfuerzos institucionales para revertirse, de acuerdo con especialistas, 70 por ciento de nuestros adultos tiene sobrepeso u obesidad, y México es noveno lugar mundial entre los países con mayor número de diabéticos. Sin embargo, su exposición al riesgo no es tanto producto de su condición de salud como de la falta de una política pública y una comunicación adecuada que los orientara de manera disciplinada a cuidar vidas. Recuérdese que López-Gatell desincentivó la sana distancia y el uso de cubrebocas durante semanas que hubieran sido clave en ello. La asignación de culpas sólo exhibe la población que quedó desprotegida por la negligencia del subsecretario.

Segundo, los señalamientos del subsecretario en contra de los medios de comunicación que han exhibido con evidencias su falta de congruencia en la atención a la pandemia, así como su subregistro de cifras de fallecimientos por covid-19 en comparación con lo que las entidades le comparten. Esto último, incluso sostenido explícitamente por varios mandatarios estatales emanados de Morena. El funcionario los acusa de falta ética, cuando es él quien ha faltado a la verdad en los componentes de la metodología, en sus estimaciones de muertos e infectados, en la importancia de utilizar el cubrebocas como instrumento para reducir la exposición de contagio. Sus acusaciones sin fundamentos contra los periodistas, como en su momento emprendió contra refresqueros y panaderos, sólo reafirma su voluntad a la polarización.

Lo peor de todo ello es que si al comienzo de la pandemia Hugo López-Gatell se dejó seducir por el canto de las sirenas que lo consideraban en la opinión como un candidato natural a un puesto de elección popular, producto de un decoroso desempeño, ahora falta que su eventual llegada a la boleta sea para tratar de salvarle la cara a la política de la Secretaría de Salud en medio del fracaso. Ya hasta el aspirante cuenta con una serie de espectaculares con su rostro y hace gira de corte político, promocionándose en distintas entidades del país. Así, el señor López-Gatell se enfila a ser candidato, a costa de la vida de miles de mexicanos que no debieron tener en esta pandemia la muerte como destino.

Comparte en Redes Sociales