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Ecos de la consulta

Martín Espinosa

Martín Espinosa

Resulta más que evidente, preocupante para algunos, que no es lo mismo para los ciudadanos una elección, ya no diga usted presidencial o de cualquier otra índole, que este novedoso e incipiente ejercicio democrático llamado revocación de mandato que, como ya se vio, atrajo a poquísimos votantes debido a varias razones. El gran triunfador, sin duda, fue el abstencionismo que superó en esta ocasión 80 por ciento. Podríamos afirmar que este primer acto de “democracia directa” en la historia del país lo iniciamos los mexicanos con el “pie izquierdo”.

Y es que la desconfianza ciudadana hacia los políticos y gobernantes una vez más se vio manifiesta en la escasa participación en las urnas debido, entre otras cosas, a que la consulta fue “empujada” desde el poder y no, como debió haber sido, por una iniciativa ciudadana de deponer al actual Presidente, aunque se argumente que contó con decenas de miles de firmas, muchas de ellas “hechizas”, como lo estipula la ley que da soporte a dicho ejercicio.

El hecho de que todo lo referente a la consulta se haya “decidido” desde las más altas esferas de la vida pública nacional generó en la sociedad, principalmente en la llamada clase media del país, pocas expectativas, al grado de que políticos afines a la 4T tuvieron que “emprender” una intensa campaña de promoción, contraviniendo incluso disposiciones legales que habían aprobado esos mismos políticos en el Congreso y que debió sancionar la autoridad electoral, como aquella ocurrida el mismo día de la consulta cuando el “líder” del partido oficial, Mario Delgado, tomó la iniciativa de manejar un vehículo para “trasladar”, dijo, a ciudadanos que deseaban participar en ella; como “acarreo” los bautizó la oposición en los tiempos “dorados” del viejo priismo.

Si algo les dice a los analistas, hay que destacar que entidades como Guanajuato, Aguascalientes y Jalisco fueron las que registraron la menor participación de ciudadanos inscritos en el padrón electoral. En cambio, es muy significativo que estados como Tabasco, Oaxaca y Tlaxcala fueron los que tuvieron la participación más alta.

A juzgar por los datos obtenidos por el Instituto Nacional Electoral, en Jalisco, Ciudad de México, Querétaro, Guanajuato y gran parte del norte el país, una gran proporción de los votantes pertenecientes a la clase media se abstuvo de participar en la consulta. Mucho ha tenido qué ver la serie de ataques lanzados desde las más altas esferas del poder hacia ese segmento de la población mexicana, al calificarlos de “conservadores” y “aspiracionistas”.

En el caso de la capital del país, las alcaldías con menor abstencionismo fueron las que están gobernadas por Morena. Destacan Venustiano Carranza, Tláhuac e Iztapalapa. En cambio, el fenómeno similar a lo ocurrido a nivel nacional comprueba que en alcaldías como Benito Juárez y Miguel Hidalgo, gobernadas por el Partido Acción Nacional, la población se abstuvo de ir a las urnas.

Mientras tanto, los resultados de la revocación empiezan a generar más preocupación que júbilo en algunos estados en donde habrá elecciones el próximo junio. Por ejemplo, en Quintana Roo nos comentan que, aunado a las divisiones que ha generado la torpe operación política de la gente del Niño Verde en la campaña, dejando fuera a los operadores morenistas de cepa, ha provocado descontento y desánimo entre sus filas. Hay “focos rojos” ante la votación obtenida en la consulta, calculada en alrededor de 20 por ciento del padrón. Y es que en la más reciente elección para gobernador, el primer lugar obtuvo 28 por ciento del padrón y el segundo, 21 por ciento.

Hay inquietud entre los dirigentes políticos, ya que si este 20 por ciento de voto duro, se obtuvo con el apoyo de todo el “aparato” del gobierno federal y utilizando la figura del presidente López Obrador, qué va a pasar ahora que la candidata de Morena va prácticamente sola. ¿Les alcanzará?

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