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Occidente

Luis F. Lozano Olivares

Luis F. Lozano Olivares

Avvocato del Diavolo

La semana pasada debió ser un día difícil para todos los que auguran que Occidente es un hemisferio geopolítico en decadencia. Ninguno de los enemigos históricos de Occidente le había hecho tanto daño a la sociedad de países que conforman el bloque occidental como Trump, presidente del país que fue el arquitecto de la fuerza occidental. Aunque no todo fue malo, la presencia de Trump espabiló la vitalidad de algunos de los organismos occidentales. La OTAN incrementó ostensiblemente las aportaciones de muchos países que habían ignorado los requerimientos previos a Trump. Presupuestalmente, la OTAN está más fuerte que nunca.

El otro efecto indirecto de la presidencia de Trump es la aceleración de Europa y Japón en estructurar ejércitos, tecnología militar y armas propias. Todo lo anterior no fue parte de una estrategia, sino un efecto secundario del peligro que representa que llegue un populista ignorante al poder, realidad que puede suceder en cualquier país, incluyendo Alemania o Francia.

El punto es que Biden ha puesto como prioridad reconstruir las alianzas históricas de Estados Unidos, y que fueron vapuleadas por la administración Trump. La agenda internacional inició con una reunión del G7, que es el grupo de las economías más importantes del mundo sin China. El resultado mas visible es propio de la agenda de Biden, un acuerdo de reducción de emisiones de carbón a la atmosfera que impactará a varias industrias relevantes para el mundo y para México. No tardaremos mucho en que las principales economías cobren aranceles basados en el carbón emitido por producto individual (incluyendo el generado en su proceso de producción).

La segunda cumbre de la Agenda fue de la OTAN, que sirvió para reafirmar que la alianza militar más importante del mundo está viva y que Estados Unidos fue a refrendar que son y serán un miembro confiable de la misma.

La tercera fue la cumbre entre la Unión Europea y Estados Unidos, en la cual se trataron temas geopolíticos de relevancia para Europa como los son Rusia, Turquía y la dependencia energética de Europa de ambos países. Tanto Rusia como Turquía han aprovechado la ausencia internacional de Estados Unidos, así como la histórica incapacidad de la Unión Europea de tener una política exterior única, para incrementar sus amenazas y avanzar sus intereses en la región. A Europa le urge contención ante ambos países, en un momento muy delicado para Europa. Europa está herida con la salida de Reino Unido, todavía hay mucho que ver en cuanto a la estabilización de las relaciones entre las islas y el continente. La segunda cuestión relevante es la partida de Angela Merkel.

Como lo anticipamos en esta columna diabólica, el profesionalismo en las relaciones exteriores de Estados Unidos ha vuelto y tiene que recuperar terreno perdido. La cumbre de Putin y Biden en Ginebra después de reafirmar los lazos económicos, militares y políticos con la principal alianza geopolítica no es una casualidad. Biden llegó a ver a Putin, a quien llamó un asesino públicamente, después de haber recompuesto sus alianzas. El resultado de la reunión Biden-Putin no será del todo público, pero el tono de las conferencias de prensa, que se hicieron por separado, dejó un sabor de lo que Biden reclamó a Putin de manera directa. El primer tema, la incursión rusa en las elecciones de Estados Unidos, los ataques cibernéticos, Ucrania (vital para Europa) y el trato a los opositores. Estados Unidos ha impuesto fuertes sanciones económicas que ya le duelen a Rusia.

Biden me ha recordado a Reagan en sus posturas internacionales. Tiene la decencia y humanidad del americano de a pie, pero la habilidad de decir las cosas con dureza y amabilidad al mismo tiempo. Biden sentó las bases hacia Europa, lo siguiente será con Japón y Corea del Sur, con las advertencias respectivas a China (incluyendo el origen de covid). Occidente vive y patea.

 

                *Abogado y opinante.

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