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La COP27 impide la extinción de los combustibles fósiles

Lorena Rivera

Lorena Rivera

 

La COP27 de Sharm el-Sheikh, Egipto, que finalizó un día después de lo previsto, puede considerarse otra oportunidad perdida en la lista de las Conferencias de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), como resultado de negociaciones ríspidas en los temas más urgentes, a pesar de la aguerrida participación de jóvenes y niños, así como del beneplácito por la creación de un nuevo fondo para pérdidas y daños, una batalla ganada —¿a medias?— por el llamado bloque del Sur global.

El gran objetivo a lograr era limitar el calentamiento del planeta a 1.5 grados centígrados respecto de los niveles preindustriales, lo cual requiere, sí o sí, reducciones rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, pero los negociadores fracasaron y los combustibles fósiles ganaron. ¿Por qué? Porque las naciones productoras de petróleo bloquearon el llamado a eliminar gradualmente los combustibles fósiles y se introdujo la frase “reducción gradual”.

Así, el texto final del 20 de noviembre incluye una referencia a “energías renovables y de bajas emisiones”. ¿Bajas emisiones? Esto es continuar con la producción de gas, pues emite menos dióxido de carbono que el carbón, pero en los procesos de producción genera fugas de metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO2.

De hecho, en la COP de Egipto las empresas de gas natural tuvieron mayor presencia que en la COP26 de Glasgow, y sus altos directivos llegaron como “líderes climáticos”, porque, según ellos, el enemigo a vencer son las emisiones de metano y no el gas como tal. Lo cual es falso.

Todas las compañías de combustibles fósiles son las causantes del calentamiento de 1.2 grados centígrados con impactos casi irreversibles en los sistemas climático y natural del planeta.

Incluso, pese a que están siendo mayormente afectadas por el embate de la crisis del clima, naciones africanas —de entre las más pobres— defendieron su derecho a explotar sus reservas de gas natural para dejar la pobreza energética.

No por nada, investigadores se dijeron frustrados por la falta de ambición para eliminar los combustibles fósiles, según consigna la revista Nature.

Un claro ejemplo sobre lo decepcionante de la COP27 fue la declaración de Chiara Liguori, asesora de Justicia Climática de Amnistía Internacional: “Los gobiernos no se comprometieron a eliminar gradualmente todos los combustibles fósiles, incluidos el petróleo y el gas fósil (gas natural), al reafirmar el cambio de la promesa de la COP del año pasado sobre que se ‘acelerarían los esfuerzos hacia la eliminación gradual de la energía del carbón y eliminación de los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles’”.

Esto significa que, desafortunadamente, el mundo seguirá ardiendo —y con mayor fuerza— con todas las consecuencias negativas tanto para las naciones en desarrollo como las desarrolladas.

Y para abonar a la decepción de esta COP27, tampoco se logró destinar los recursos para ayudar a las naciones a reducir las emisiones de carbono y, así, poder adaptarse a los cambios que el calentamiento global genera.

Ahora bien, entre lo positivo, fue el que las naciones más vulnerables, catalogadas como el Sur global, lograron la creación del nuevo fondo para pérdidas y daños para compensar por los impactos dañinos ya causados por desastres relacionados con el clima, lo cual significa un triunfo para la justicia climática. Sin embargo, quién administrará este mecanismo, cómo y quiénes contribuirán, entre otros puntos, se resolverán hasta la próxima Conferencia de las Partes, a llevarse a cabo en Dubái.

Mientras que en Egipto las manifestaciones y protestas están prohibidas —algo que una ONG como Human Rights Watch condena—, eso a los niños y adolescentes provenientes de países vulnerables no les impidió levantar la voz contra lo poco que los líderes han hecho para enfrentar la crisis del clima y exigieron que los adultos tomen medidas para proteger su futuro, como fue el caso de la activista climática india Licypriya Kangujam, de 11 años.

Si bien Greta Thunberg, la activista adolescente sueca, no asistió a la COP27, su ausencia no fue significativa, porque otras voces fueron protagónicas y enriquecedoras, como la del colombiano Francisco Vera Manzanares, de 13 años, quien resaltó la importancia sobre la inclusión de niños y niñas no sólo en las COP, sino también en las decisiones y políticas públicas sobre la crisis del clima, porque ellos se encuentran entre los principales afectados.

Si bien en la COP27 no hubo el bla, bla, bla de las promesas, finalizó con muchísimas dudas difíciles de responder en la COP28 de Dubái, uno de los emiratos árabes ligado a los combustibles fósiles.

La acción climática está en un impasse peligroso. Los efectos de 1.2 grados centígrados de calentamiento este año fueron desastrosos, ¿cómo vendrán los impactos para los años por venir?

 

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