Logo de Excélsior                                                        

Los cuidados no son tarea de mujeres

Laura Rojas

Laura Rojas

Agora

Desde tiempos inmemoriales somos las mujeres las que normalmente realizamos la gran mayoría de las tareas domésticas y de cuidado de las niñas y niños, personas con discapacidad, enfermos o adultos mayores, lo cual representa no sólo una barrera para nuestro acceso al mercado laboral, sino graves limitaciones para nuestro desarrollo personal. Esto es inequitativo, injusto y, desde el punto de vista de la economía, es, en absoluto, estratégico.

De acuerdo con datos del Inegi, las mujeres contribuimos tres veces más al tiempo dedicado a las labores domésticas y de cuidados con 76.4%, mientras que los hombres lo hacen con 23.6 por ciento. El trabajo de las mujeres por esas labores tuvo un valor equivalente, en 2018, a casi 60 mil pesos anuales, mientras que el de los hombres fue de 22 mil. Además, sólo dos de cada 100 mujeres que tienen empleo formal pueden deslindarse completamente de las labores del hogar.

Las consecuencias de esta injusta realidad es que existen mujeres más empobrecidas, con menos representación en los trabajos y cargos de poder, que muchas veces deben recurrir a empleos informales para poder generar ingresos y mantener a sus familias. Además, esta situación genera otra de las grandes desigualdades de género que existen en México: la brecha salarial entre mujeres y hombres.

Otra de las realidades que el confinamiento por el covid-19 expuso, además de la de las violencias hacia las mujeres y niñas, es la de la desigualdad en la realización de las tareas del hogar y de cuidados por género, por lo que éste es un buen momento para impulsar la propuesta que varias legisladoras y legisladores han hecho de crear un Sistema Nacional de Cuidados que entienda el trabajo doméstico y de cuidados como una responsabilidad social, económica y moral necesaria para la sostenibilidad misma de la vida humana, en la que deben estar involucrados el gobierno, el sector privado, la comunidad y las familias.

El propio secretario general de la ONU, António Guterres, señaló: “La pandemia del covid-19 ha dejado más claro que nunca que el trabajo doméstico no remunerado de las mujeres está subvencionando tanto los servicios públicos como los beneficios privados. Este trabajo debe tenerse en cuenta en los datos económicos y en la toma de decisiones. Todos saldremos ganando si existen mecanismos laborales que reconozcan las responsabilidades relacionadas con el cuidado de las personas y modelos económicos inclusivos que valoren el trabajo en el hogar”.

Por eso es de felicitar que la Comisión de Puntos Constitucionales haya realizado, hace unos días, audiencias públicas para el análisis de las iniciativas que proponen la creación de un Sistema Nacional de Cuidados. La idea general vertida por las y los participantes es la de reconocer, reducir y redistribuir el trabajo doméstico y de cuidados, diseñando políticas públicas que liberen de la sobrecarga de trabajo y tiempo a las mujeres, a través de la prestación de servicios públicos, la provisión de infraestructura y la formulación de políticas de protección social.

En pocos meses, la Cámara de Diputados deberá aprobar el presupuesto de egresos para el año 2021, mismo que será el más importante en la historia moderna de nuestro país porque deberá definir el mejor uso de los recursos públicos para ayudar a recuperarnos de los efectos devastadores del covid-19, pero será, al mismo tiempo, una oportunidad única para resolver pendientes estructurales evidenciados por la pandemia, como las desigualdades de género.

Comparte en Redes Sociales