Historia de fantasmas

Por Adrián Ruiz

Después de Ain’t Them Bodies Saints (Los amantes de Texas), Rooney y Casey son reunidos de nueva cuenta por Lowery para contar esta historia. La premisa en principio es sencilla, una pareja, sólo llamados como C y M, vive el día a día envueltos en el amor y la cotidianeidad que esto otorga, forjando así una historia y un vínculo aún más estrecho. En medio de una aparente apacibilidad, un accidente automovilístico provoca la muerte de C, quien se dedicaba a ser músico. Acto seguido, este hombre se convertirá en un fantasma. 

La casa en la que forjaron su nido de amor es el lecho al que recurre este fantasma, se convierte en testigo de todo lo que ocurre a su alrededor, el tiempo pasa y también el olvido, tal vez no para él, pero sí para aquellos que fueron parte de su universo; de este modo la cinta expone aristas como la trascendencia y el existencialismo en su concepción.

Lowery no hace una pieza uniforme, en su trazo se percibe el balance entre escenas largas, que llegan a ser incómodas y al estilo Terrence Mallick, así como otras que llegan a ser inquietantes y llenan de ansiedad, creando así una atmosfera única. Los giros de tuerca que se presentan son astutos, aunque en algunos aspectos podría tener algunos huecos y errores de continuidad, pero que llegan a pasar de largo.

Sin diálogos, y con música incidental y algunas situaciones, Lowery logra transmitir todo lo que el fantasma experimenta y vive, llegándose a poner en sus zapatos, o en este caso en su sábana. El amor y el alivio espiritual se confabulan en esta metáfora llena de originalidad; el filme bien podría funcionar como un alegato sobre lo que se debería hacer para seguir adelante, un hecho que puede decirse fácil, pero cuesta trabajo, sobre todo en esta vida.

• DIRIGE: David Lowery.
• ACTÚAN: Casey Affleck y Rooney Mara.