Yes, we can

Tremendo vuelco se vivió en las elecciones presidenciales de Estados Unidos tras la declinación de Joe Biden a la candidatura demócrata; fueron semanas de especulación y burlas en contra de un mandatario que se veía débil e incapaz de enfrentar al otrora todopoderoso e inmortal Donald Trump.

Biden pasó de representar un meme de la decrepitud a un verdadero patriota, figura que seduce al electorado estadunidense y a los fans del cine hollywoodense. Su decisión cambió la narrativa de unos comicios presidenciales más que predecibles. Esta renuncia también supuso un incremento de su popularidad al priorizar el bien de la nación por encima de sus aspiraciones personales. Pasará a la historia como el hombre que sacrificó toda una vida de servicio público para vencer a Donald Trump y los riesgos que representa (los reales y los imaginarios).

En este espacio hemos dado por hecho el triunfo del candidato republicano y en este momento lo ponemos en duda. La moneda está en el aire y todo podría cambiar, como sucedió con las elecciones en Francia al detener el avance de la ultraderecha representada por Marine Le Pen.

A 103 días de las elecciones de noviembre próximo, el Partido Demócrata tiene la posibilidad de convertir la desdibujada figura de una vicepresidenta de ornato en un fenómeno mediático, como lo fue Barack Obama. Algunos creerán que la comparación es exagerada, pero ahí tenemos las cifras de cómo en menos de 24 horas logró recaudar más de 81 millones de dólares, cifra que no pudo superar Donald Trump tras su veredicto de culpabilidad. En el mismo lapso obtuvo el apoyo suficiente de delegados para obtener la nominación demócrata. Ambos son síntomas claros de que es momento de cerrar filas y de que los demócratas saben que se están jugando todo.

Es momento de poner a trabajar a aquellos genios del marketing que acuñaron eslóganes en la campaña de Obama como Yes, we can o el tan sonado Believe. Será clave que la narrativa de la campaña promueva la esperanza frente a la retórica divisiva y violenta de los republicanos, dominar la cobertura mediática y responder a la insatisfacción popular.

BELIEVE

Kamala Harris, de ascendencia india y jamaiquina, fue una mujer que prometía mucho, pero que se fue apagando conforme pasaron los meses de la elección y hoy se enfrenta a un rival enorme, mas no invencible.

Luego del anuncio, las redes se llenaron de mensajes de apoyo a la candidatura de Harris, principalmente de jóvenes, quienes ven en la posible candidata un verdadero contrapeso frente a la maquinaria electoral orquestada por Trump.

El lunes pasado, Kamala hizo una declaración en la que comparó al candidato republicano con “depredadores, estafadores y tramposos”. Sin duda, un mensaje tremendamente fuerte contra un personaje que no duda en hacer uso de insultos y calificativos contra lo que considera contrario a su ideología o sus posturas.

Cabe resaltar que uno de los primeros posicionamientos de Harris fue su apoyo al aborto, algo que ni siquiera Biden podía verbalizar con todas sus letras. Tendrá que ser inteligente y astuta en su abordaje en temas cruciales como la migración, la inflación, la alianza con Israel, Ucrania y el apoyo a la invasión de Gaza.

Hoy, Trump se enfrenta contra sus fobias más fuertes: las mujeres y las minorías raciales. Tendrá que cuidar mucho sus palabras para no quedar frente al electorado como un patán, pero, siendo Trump, esto puede importarle poco o nada.

En pocos días seguramente comenzarán con comentarios misóginos y racistas Trump y JC Vance. Por otra parte, también podemos ver al magnate comenzar con una narrativa de un complot orquestado por Joe Biden y Kamala Harris para asesinarlo. Al tiempo.

POST SCRIPTUM

Interesante la renuncia de la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, por el atentado en contra del expresidente Trump. Si trabajara en México, su ineptitud hubiera sido premiada con la dirigencia de un partido político, una pluri o algún otro puesto político.