¿Quién perdió?

Queda la sensación de que la posición deMéxico se irá difuminando los próximos días.

 El presidente Andrés Manuel López Obrador puede presumir que descarriló la Cumbre de las Américas, puesto que esta reunión será recordada más por las ausencias que por la construcción de acuerdos que beneficien a la mayoría de los miembros de la región.

Poniéndose del lado de las dictaduras de gobiernos impresentables como Cuba, Venezuela y Nicaragua, hizo que los pobres resultados —que generalmente tienen estos encuentros— se convirtieran en paupérrimos, como si se tratara de un perverso rey Midas.

Habrá que cuestionar cuáles son los resul­tados reales para el gobierno de México. ¿No se obtiene ningún beneficio irritando aún más al gobierno de nuestro principal socio comer­cial o poniéndose en contra de la adminis­tración de Joe Biden? Nuestro país tiene una larga trayectoria de equivocaciones en la re­lación con Estados Unidos; estas fallas segu­ramente entrarán al cuadro de horror.

México no recuperó ninguna posición de prestigio frente al concierto internacional, ser amigo de regímenes que incluso les cau­san vergüenza a gobiernos como los de Chi­le, Argentina o Brasil, no contribuye en nada positivo a los intereses de la mayoría de los mexicanos. Es más, México sí tuvo represen­tación con Marcelo Ebrard, así que la “pro­testa” queda desdibujada.

Mucho más allá del incremento en el saldo de los agravios con el gobierno de Estados Unidos, en una factura que más temprano que tarde será cobrada, pronto las actitudes braveras propias de un gobierno evoluciona­do serán olvidadas y sólo prevalecerá la ocre sensación en el contexto de las relaciones bilaterales.

Posiciones cavernarias que muy poco con­tribuyen a los intereses del país. Bastaría ana­lizar la lección democrática desde la izquierda que dio el mandatario Gabriel Boric, quien lo mismo cuestionó la falta de libertad en las naciones que han dado la espalda a la de­mocracia que avaló el corazón de la reunión que se trata del avance del multilateralismo. Una izquierda muy lejana a Nicolás Maduro, Daniel Ortega o el mismísimo Evo Morales.

México no tiene argumentos para pedir una suerte de Unión Europea para las Amé­ricas, como la que esbozó el presidente López Obrador, cuando reduce el nivel de la Cum­bre de las Américas a una presencia simbólica a través del secretario de Relaciones Exterio­res, Marcelo Ebrard.

 El saldo de esta reunión para México es francamente deplorable. El país no tomó el liderazgo que —según la desinformada ima­ginación de muchos— tuvo durante los años setenta y ochenta en América Latina, cuando el populismo revolucionario hizo creer a los sectores más desinformados de la población que México era un referente en la región.

Tampoco se quitará la sensación de que el gobierno de México es rudo con Estados Unidos en el discurso, pero blando a los inte­reses de aquella nación. El botón de muestra más evidente está en las acciones que toma la Guardia Nacional contra los migrantes que buscan cruzar el territorio nacional en bus­ca de mejores oportunidades en el norte de América.

Estos encuentros no suelen ser pletóricos en anuncios. La declaración de Los Ángeles consistió en un llamado para que Estados Unidos destine 314 millones de dólares para recibir a 20 mil refugiados. Nada o casi nada. La posición de México se irá difuminando a lo largo de los siguientes días, quedará como otra gran oportunidad perdida para los mejo­res intereses de los mexicanos. Lástima.

SINVERGÜENZA

Sammy, monarca del reino de TikTok, se pa­seó por Los Ángeles y su infinito ego le susu­rró que entraría a la Cumbre de las Américas a tomarse selfies con los jefes de Estado. ¿Así o más ignorante?

Mientras tanto, el caso Debahni sigue sin respuestas y el estado se queda sin agua. ¡Aplausos de pie para Sammy!

POST SCRIPTUM

Supuestamente era un acto de Morena para destapar a los candidatos al gobierno del Es­tado de México, cuando, en realidad, se trató de una pasarela para ver quiénes contendrán en ese partido por la candidatura a la Presi­dencia de la República.

Si, como dicen los expertos en política, la forma es fondo, pues esto ya se convir­tió en una carrera parejera entre Claudia Sheinbaum, quien prácticamente abandonó la Jefatura de Gobierno de la capital, y Adán Augusto López. Por cierto, ¿quién le habrá aconsejado el atuendo a Sheinbaum?

La pregunta que subyace: ¿Marcelo Ebrard o Ricardo Monreal podrían ser candidatos de Va por México o Movimiento Ciudadano?

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