Por un mundo más humano y más justo
La pandemia nos hizo más individualistas, donde parecía que vivíamos una lucha por salvarnos y salvar a los nuestros encima de quien o lo que fuera
Hace un año dejábamos atrás el 2020 con su incertidumbre y confinamiento, el comienzo de la vacunación devolvía la fe en que 2021 sería el año del amanecer de la triste noche de la pandemia. Hoy, cerramos 2021 con el temor de que la variante ómicron traiga más desolación en 2022.
También dejamos atrás 2021 con el conocimiento de que ni nuestras cinco millones de muertes y la ola de pobreza y devastación fue suficiente para entender que la desigualdad global es un tema que concierne a todos. Tener de frente nuestra vulnerabilidad no sirvió de mucho.
Las cifras son frías, pero reales. Casi 100 millones de personas a nivel mundial se sumaron a las filas de la pobreza extrema a causa de la pandemia, esta cifra también debería enumerarse junto con las pérdidas humanas. Personas que siguen vivas y, poco a poco, mueren de hambre e insalubridad.
Los gobiernos tienen en sus manos revertir estas cifras, pero, si no lo han hecho en décadas, ¿qué nos hace pensar que puede ser ahora?
El cambio no está en uno mismo, es absurdo pensarlo, pero sí podemos contribuir con acciones individuales a mejorar nuestro entorno y el de las personas menos favorecidas.
Vaya, no todos tenemos una cartera robusta, pero sí podemos contribuir con organizaciones o fundaciones para personas vulnerables. Poner un granito de arena.
Podemos ser mejores ciudadanos, cumpliendo la ley por más absurda que nos parezca, ser buenos vecinos, preocuparnos por los demás y volver a reconstruir el tejido social.
La pandemia nos hizo más individualistas, donde parecía que vivíamos una lucha por salvarnos y salvar a los nuestros encima de quien o lo que fuera, pero éso ya pasó. Es momento de ver por el bien común y no esperar nada de nuestros gobiernos o empresarios.
No, Elon Musk no va a hacer nada por nadie, tampoco Bill Gates o cualquier empresario millonario, tampoco deben ser nuestro ejemplo de lo que el mundo necesita.
Pequeñas acciones crean cambios extraordinarios, por lo que en este 2022 convirtámonos en una mejor versión de nosotros.
La agenda de 2022 será compleja, en medio de una crisis económica, una pandemia de la que se ve lejano su fin y con personas que siguen negándose a inocularse; la pandemia seguirá siendo la prioridad número uno y el timón del barco.
La lucha de egos seguirá, con el reordenamiento de geopolítica internacional y las tensiones de la nueva gran potencia. China contra Estados Unidos, principalmente en el tema comercial, sin dejar de lado el tema Taiwán.
En Europa, las tensiones ruso-ucranianas seguirán, mientras Europa observa temerosa a Rusia de la mano de su aliada, China.
Las tensiones entre Bielorrusia y Polonia seguirán. Sin duda, también Polonia llenará los titulares, incluso podríamos ver sanciones por parte de la Unión Europea por sus controvertidas leyes contra los derechos.
En el continente americano, Joe Biden debe reafirmar su liderazgo o resignarse a perder las elecciones intermedias, lo cual sería un duro golpe para su gobierno y promesas de campaña. En tanto, Donald Trump se frota las manos sin tener que mover una sola pieza.
Se acercan las elecciones en Brasil, que podría virar a la izquierda fácilmente y reconfigurar el mapa político regional.
Conflictos como la invasión israelí a Palestina seguirán en el olvido, al igual que Yemen, Afganistán y tantas guerras y conflictos olvidados.
Otro año que viene y que será complejo, con más retos que oportunidades. Mientras tanto, tratemos de hacer de nuestro microcosmos un lugar mejor.
