Bienvenido 2025
Para nadie es algo nuevo el carácter belicoso y pragmático de Donald Trump. Los mexicanos sabemos cómo gusta conducir los asuntos de su país
Bienvenido el año 2025 y, con su inicio, deseo que logremos seguir avanzando en la consolidación de todos nuestros proyectos.
Este año, particularmente, los mexicanos tenemos varias expectativas por delante, considerando que en México tenemos a Claudia Sheinbaum como la primera mujer presidenta de la nación y a Donald Trump como próximo mandatario del vecino país, Estados Unidos, quienes habrán de revisar obligadamente el tratado de comercio trilateral (T-MEC), que incluye a Canadá. En el escenario global inciden dos guerras armadas, en Ucrania y Oriente Medio, que representan y contribuyen a un alto grado de incertidumbre para la economía y las finanzas globales.
Así, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, y el de Hacienda, Rogelio Eduardo Ramírez de la O, en el ámbito de sus responsabilidades, dan seguimiento a la hoja de ruta que el gabinete económico y de seguridad desarrolló, para, con inteligencia y responsabilidad, hacer frente a todas las eventualidades que habrán de presentarse este año 2025.
Para nadie es algo nuevo el carácter belicoso y pragmático de Donald Trump. Los mexicanos sabemos cómo gusta conducir los asuntos de su país. Son tantos los temas que ha ido abriendo que ni siquiera sus colaboradores saben a cuáles dará prioridad. Por lo pronto, no es difícil imaginar que su juguete preferido es el proteccionismo comercial, lo desarrollará por medio de la política comercial arancelaria y, junto a los flujos de migrantes, ocuparán el primer lugar de su agenda, máxime que no necesita aprobación legislativa de su Congreso para instrumentar aranceles y políticas antiinmigrantes.
El secretario Ebrard impulsó la creación de los Corredores del Bienestar, alineándolos con los gobernadores de los estados de la República, y ha desplegado una presencia internacional con su gente más equipada y experimentada en los temas de inversión. Con el apoyo del secretario de Relaciones Exteriores, doctor Juan Ramón de la Fuente, habrá de consolidar esta estrategia con el cuerpo diplomático del país acreditado en el mundo.
Dos retos importantes del secretario Ramírez de la O son haber diseñado un presupuesto definido que logre la reducción del déficit fiscal a menos de 4%, para estabilizar primero a las finanzas públicas, con una meta de crecimiento de 2.3% del PIB como alta prioridad y evitar impacte el costo financiero y el encarecimiento del dinero, interrumpiendo el ciclo de degradación económica de las calificadoras, que inhiben a la inversión extranjera.
Los analistas financieros sostienen que al exportar 80% de nuestros productos a EU, más allá de lo que suceda con las negociaciones del tratado de libre comercio, el flujo comercial continuará de alguna manera, y con las políticas que va a desarrollar Trump en apoyo a su industria, la actividad económica se fortalecerá en su país y con reducciones a los flujos migratorios subirán más los salarios, entonces habrá más consumo y se reflejará en la fortaleza del dólar que debilitará a todas las monedas del mundo, entre ellas la nuestra, que ya está a 20-21 pesos por dólar.
Estos analistas pronostican que si Trump cumple con la amenaza de imponer aranceles de 10%, lo vamos a absorber y eso llevará a 22 pesos por un dólar; que si empieza con 20%, lo más probable es que el peso se devalúe 20% y que estará entre 24 y 25 pesos el tipo de cambio.
Sostienen que, de no firmarse y cancelarse el T-MEC (sería lo más cómodo para ellos, dicen) y, sumado al otro factor de perder el grado de inversión en 2026, entonces sí tendremos una situación como que la que vivió Brasil en 2016, donde su real brasileño se depreció 80%, y nuestra moneda volará por los cielos.
Todas estas especulaciones financieras son sólo eso, pues recordemos que existe un periodo en el acuerdo comercial actual, de 10 años de gracia, para salir y desmantelarlo, entonces esto es un periodo suficientemente cómodo para ambos países y reorganizar las políticas y programas económicos de cada país. ¿O no, estimado lector?
