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Y por qué no…

Jorge Camargo

Jorge Camargo

 

 

Y por qué no, sería la pregunta de sentido común cuando se le pide al gobierno de Morena cumplir con la Constitución y las leyes electorales. Si llegó a la Presidencia por la misma vía y bajo la misma legislación, por qué hoy es censura y antes no.

Antes Morena aplaudió los llamados hechos por el Instituto Nacional Electoral (INE) para que los gobernantes no aprovecharan sus cargos en beneficio de sus candidatos, como era en el ayer.

Si los ciudadanos, usted lector y todos no hubiéramos creado con nuestra participación instituciones electorales autónomas, Morena no estuviera gobernando. Entonces qué fue lo que cambió; por qué ese movimiento ahora quiere brincarse la ley para beneficiar a sus candidatos.

Pongamos el siguiente ejemplo: supongamos que usted, lector o lectora, elige a un administrador de su negocio y de pronto él comienza a modificar los puestos, especialmente el que usted creó para que las cuentas salgan bien y cumplan con las reglas. Y muy pronto cuando usted interviene, le responde su empleado que los trabajadores se lo pidieron y que usted ya no es quien dirige la empresa.

Lo primero que pasará por su cabeza es denunciarlo por abuso de confianza o administración fraudulenta. Así de simple es lo que ocurre. ¿Por qué Morena no quiere, ahora, acatar la ley, desconocer las reglas del juego y defraudar a la Constitución. Es decir, mandar al diablo las instituciones?

Usted puede decir. Espere señor, resulta que el país es de todos. Usted fue elegido para gobernarlo dentro de las reglas que todos hemos construido, no para cambiarlas a su beneficio.

Otra pregunta. Y ¿por qué los mexicanos, que somos los depositarios de la soberanía, no podemos ejercer nuestro derecho a pensar y a criticar a las autoridades?

¿Por qué antes sí lo demandaba Morena y ahora no quiere que perviva. Por qué quiere despojar a los mexicanos de su libertad de pensar y del derecho a saber?

Si el gobierno de Morena aclaró que quiere terminar su periodo e irse, todas las señales indican que está haciendo lo mismo que en los peores ejemplos del pasado, es decir, no se limita a servir a los que votaron por él, y a los que no también, sino quitarles el control de su simbólico negocio y quedarse con éste.

Se es o no demócrata. Y para serlo se requieren de valores.

Los mexicanos han mandatado al INE para que garantice elecciones equilibradas, como se le demandó cuando ganó Morena la presidencia. Y así lo está haciendo y así debemos defenderlo.

El escándalo porque el INE pide omitir sólo una parte de las conferencias matutinas en la parte en la que se promueven obras, se debe a que antes, reitérese el antes, no había mañaneras.

Y si el ciudadano Presidente es un demócrata, no se explica por qué ahora no quiere.

Todos los mexicanos queremos libremente elegir; el país es nuestro. Sabemos hacerlo, no somos incapaces —como Porfirio Díaz lo promulgaba—. Una parte lo eligió a él y los demás lo respetaron.

Que se sepa la verdad. Nadie quiere callar al jefe del Ejecutivo, sólo que no anuncie obras como establece la Constitución, que es la esencia de nuestra nación, la cual protestó cumplir y hacer cumplir.

Suelen hacerse referencias evangélicas para generar credibilidad al discurso. Bueno, pues recuérdese aquella que valora la verdad como patrimonio espiritual. “La verdad os hará libres”; a menos que se nos quiera ofrecer una verdad a medias.

Para que una verdad sea eso, verdad, tiene que serlo en todos lados. Por qué entonces tratar de que los mexicanos no puedan tener acceso a ésta a través de las instituciones que ellos mismos crearon.

Quién puede asumirse entonces como poseedor de la verdad: nadie. Muchos, en la historia de la humanidad, lo han intentado, y para ello es necesario engañar, pero cuando los pueblos lo descubren, pueden ser despiadados.

Si Morena es capaz de designar como candidato a una gubernatura a un político señalado de haber cometido dos supuestas agresiones sexuales, sin esclarecerlo, desvela que la verdad está en conseguir el poder a toda costa, y eso habla de lo ético que puede ser un movimiento político, la ofensa a las mujeres mexicanas en el contexto de la epidemia de feminicidios sería brutal y si las militantes lo aceptan.

El país, como el Titanic. Directo a perder grado de inversión por desaparición de autónomos, según Bank of America; fuera del Acuerdo de París, por cancelar energía limpia y contra el T-MEC, por incumplimiento laboral.

Imposible para cualquier gobierno contener una pandemia, cuando sus habitantes no se toman la muerte en serio.

 

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