Primero congela y luego veriguas, diría el dictador que tanto critican.

El dueño de la justicia

Lo señalé al principio de este año. Como a todo autócrata se le saldrían los seguidores del huacal, tan pronto como estuviera a la vista el ocaso de su gestión. Cada cual ha visto por y para sí. Saben que en breve le quitarán el micrófono, y así, toda posibilidad de influir en su futuro. Apenas más de una veintena de meses, que transcurrirán como el agua.

El gobierno hizo de la extorsión el más lucrativo negocio. Todo comenzó al advertirse que el jefe transformó el Salón de la Tesorería en un cadalso, en el que se hacen trizas reputaciones y fortunas. Ese fue el banderazo.

Dado que prácticamente ninguno de los medios y altos funcionarios llegaron por méritos propios o trayectoria que los avale, saben que su estancia durará el tiempo que dure el que los puso. Por eso, los servidores públicos pronto identificaron cómo podrían lucrar con el puesto, sabiendo que la Constitución sería anulada como instrumento protector de las libertades ciudadanas, al incorporarse la reforma que fustiga a todo aquel que no se someta.

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Sin ninguna preparación en el ámbito financiero y desconociendo los parámetros básicos de cómo opera en el mundo el combate al lavado de dinero, Santiago Nieto inauguró su ignominiosa cruzada. Llegó y se fue sin saber en qué consiste ese delito. Comenzó a emplear una de las más severas medidas que están al alcance del poder público, emprendiendo una cacería de brujas que no pasaría los controles del GAFI. Se validó, mecánicamente, atendiendo las peticiones de la DEA, pero estableció un averno financiero que ha provocado inmovilidad empresarial, acrecentando el estado del terror que nos mantiene en el peor desempeño económico de los últimos cien años. En los tribunales, meros balbuceos, que son incapaces de identificar y menos acreditar el origen ilícito del dinero, a pesar de que se trata de un presupuesto elemental en el proceso de blanqueo.

No tuvo el aposentado en la silla presidencial que darle órdenes ni mucho menos trazarle la ruta para someter y sobajar a los que él ha marcado como sus adversarios. Al recibir de sus huestes movimientos de recursos financieros, detectados por el algoritmo del programa cibernético provisto por las autoridades del vecino país, procedió a congelar cuentas a tontas y ciegas. Primero congela y luego veriguas, diría el dictador que tanto critican. Pensará, ya en el olvido, que serán sepultados sus abusos, pero se equivoca. El daño que hizo no quedará impune, claro, será hasta el más importante año del sexenio, el séptimo, cuando más de uno se anime a ventilar en alguna jurisdicción imparcial el efecto de su atrabiliario proceder.

¿El mérito que lo llevó al puesto? Sólo ser útil para señalar el pasado. Ser servil a la agenda del exterior, lo aprendió ya en el desempeño del cargo. Como espuma subió, y con la misma velocidad encontró su nivel en el inframundo, será guardián de los más nefastos secretos de este gobierno, rol que ya ostentó ante el secretario de Gobernación, buscando cobijo.

La muy cuestionada triada mexica, se integra por NietoZaldívar y Gertz. A primera vista podría pensarse que el triángulo dador de la morena justicia sería un logro, puesto al servicio del Ejecutivo. Sin embargo, el poder encontró en ellos falta de valores básicos. Contagiados de arbitrariedad, han puesto piedra que, más que angular, será lápida de la gestión en turno.

El asunto Gertz-Pinal debió ser foco rojo que previniera al senado. Hoy, el segundo de ilimitados episodios. El distraído compromiso de Zaldívar con la justicia es ya proverbial. Llegará su turno.

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