Fuerza y voluntad

La opacidad reina en la asignación directa de contratos (80.6%) sin concurso o licitación, amparados por el ilegal decretazo que los exime de la rendición de cuentas

Nada está tanto en nuestro poder

como nuestra misma voluntad.

San Agustín

Recibimos el año con una serie de asignaturas pendientes, promesas incumplidas, esperanzas fallidas y expectativas en duda, sin embargo nuestra fuerza y voluntad es más grande: herramientas fundamentales para alcanzar las metas que como nación nos hemos trazado.

Corrupción, bandera de campaña, frustración de gobierno, la opacidad y falta de transparencia son sinónimos de una pésima gobernanza, el combate a este cáncer no se refleja en acciones persecutorias del delito y consecuentemente en acciones judiciales, que se asemejan más a venganzas políticas que a una verdadera acción de justicia.

La afirmación del presidente de la Suprema Corte sobre un nuevo Poder Judicial dista de la realidad, una judicatura que no atiende quejas y que sirve como mecanismo de presión a los juzgadores. Perverso contubernio con la justicia del fuero común, atendiendo intereses espurios.

La opacidad reina en la asignación directa de contratos (80.6%) sin concurso o licitación, amparados por el ilegal decretazo que los exime de la rendición de cuentas, la transparencia ausente de esta pésima práctica pública.

Nuestro país está tristemente situado entre los cuatro países más corruptos del mundo (World Justice Project).

Violencia e inseguridad, mayor en los tres años recientes que en los sexenios anteriores (apenas el día 6 pasado, el Presidente admitió que no ha “logrado una disminución considerable de los homicidios dolosos” y que se trata de uno de los mayores desafíos de su gobierno).

La democracia mexicana como nunca minada, ataques frontales a los organismos constitucionales autónomos; brutal ataque al INE (qué ironía, un procedimiento de revocación de mandato orientado tramposamente a la ratificación, contrario a lo establecido por la Constitución) por parte del Ejecutivo teniendo como comparsa la mayoría de diputados morenistas. Ni la UNAM o el Banco de México han quedado exentos de agravios, contrapesos insustituibles de las mejores prácticas democráticas.

La falta de medicamentos y la desatención a la salud, la ausencia de políticas públicas para enfrentar la pandemia por covid-19 (en su cuarta etapa con la CDMX en semáforo verde) sólo en el pasado mes se contabilizaron más de cinco mil muertes por esta enfermedad.

La economía en caída libre, una inflación galopante (7.45%, diciembre pasado, la de mayor nivel en dos décadas), el propio Presidente admitió hace un par de días en su mañanera que es otro de sus retos, sin embargo, el gobierno sigue gastando más de lo que ingresa; el déficit fiscal acumulado fue de 473 mmdp el pasado año, y para este se prevé un gasto público de casi 8 bdp, el déficit fiscal será prácticamente del doble, es decir las finanzas públicas se verán presionadas por un menor crecimiento, probablemente por debajo de cero, mayor inflación y cero recursos de los fideicomisos desaparecidos.

La pobreza agobiante con un incremento de casi cuatro millones de personas en esta situación (2.1 en situación de pobreza extrema) para 2021 se calculó un total de 56 millones de personas en pobreza, cifras proporcionadas por el organismo autónomo Coneval.

Si bien, el envío de remesas ha aumentado considerablemente, alcanzando una cifra cercana a los 51 mil millones de dólares en el año que recién terminó, es el producto del trabajo arduo y difícil de nuestros hermanos allende nuestras fronteras, lejos de la patria y que ayuda de manera significativa, al evitar una crisis mayor en el consumo. Analistas calculan que este año aumentarán dichas remesas debido a los planes de infraestructura del presidente Biden.

Vivimos tiempos en los que la unión, el concurso de voluntades, la fuerza y voluntad, que como mexicanos, nos exige la nación para un destino de prosperidad.

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