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Los niños deben ser nuestra prioridad

Carolina Gómez Vinales

Carolina Gómez Vinales

El cáncer detectado a tiempo es una enfermedad curable en casi 70 por ciento de los casos para un país como el nuestro. En México, de acuerdo con las proyecciones de los municipios de México 2010-2030 del Consejo Nacional de Población (Conapo), hasta el 2018, la población de niños y adolescentes entre los 0 y los 19 años era de 44,697,145, de los cuales 26,493,673 no cuentan con ningún tipo de seguridad social. Lo anterior resulta preocupante debido a que el cáncer es una enfermedad costosa que ocasiona un gasto un considerable en el bolsillo de la familia de los pacientes y puede condicionar, cierto grado de empobrecimiento. El cáncer es un problema de salud pública, ya que es una de las principales causas de mortalidad por enfermedad en este grupo de edad y tiene un gran impacto físico, social, sicológico y económico, tanto para el paciente como para sus familiares.

Hay cánceres que se pueden controlar, aunque la cirugía no sea posible, como es el caso de las leucemias, que afectan a las células de la sangre. En la actualidad, existen tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia que pueden ser el tratamiento más indicado para controlar un tipo de tumor concreto. La quimioterapia es el uso de medicamentos para destruir las células con cáncer. La mayoría se inyectan en la sangre, aunque algunos se toman por vía oral. Cualquiera que sea el método, las medicinas ingresan al torrente sanguíneo y actúan en todo el cuerpo. La quimioterapia también puede usarse después de la cirugía para disminuir las posibilidades de que el cáncer vuelva, o antes de ella para hacer más pequeño el tumor.

Por lo general, la quimioterapia se da por ciclos: el paciente la recibe durante uno o más días, y luego tiene un periodo de recuperación antes de la siguiente sesión. La quimioterapia normalmente se da de forma ambulatoria, es decir, que el paciente acude a un centro oncológico para su sesión y al terminar regresa a su casa. La forma en la que actúa es impidiendo la generación de nuevas células cancerígenas, pero este proceso llega a afectar también a células sanas por lo que el tratamiento tiene reacciones secundarias, que dependen del tipo de medicamentos y la dosis.

De acuerdo con la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud Federal los diez tipos de cáncer más comunes en nuestro país, en menores de 18 años, son, leucemia, linfoma, sarcomas del tejido blando, osteosarcoma, retinoblastoma, renales, neuroblastomas, hepáticos, carcinomas y melanoma. El hecho de que un niño dependa del nivel socioeconómico de sus padres, o de la calidad de atención en los servicios de salud para sobrevivir al cáncer, es en sí mismo una injusticia social. Los altos costos de los medicamentos y la falta de los mismos repercuten en la esperanza de vida. A estas enfermedades se les llama de gastos catastróficos, porque las familias enfrentan una catástrofe económica para afrontar su situación de salud.

Y aquí en México ya han transcurrido casi 700 días sin quimios ni medicamentos para los niños con cáncer. El IMSS convocó a una reunión con ocho altos funcionarios del instituto y sólo tres madres de familia para tratar de resolver la problemática. Verdaderamente, un despropósito. Las familias quieren que sus hijos se curen y no se extingan sus posibilidades de vida por burocracia, desabasto, revanchas con los proveedores, etcétera. La minuta de la reunión en realidad no compromete fechas de cuándo se reanudarán los tratamientos. Lo grave es que según la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) emitió un reporte por medio del cual acusó que debido a los recortes al gasto destinado para el tratamiento y medicinas contra el cáncer, han muerto un total de mil 602 menores de edad, desde diciembre pasado a la fecha. Una verdadera tragedia.

De acuerdo con nuestra Constitución, los niños tienen derechos humanos, entre ellos el derecho a la salud y la seguridad social, también a vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral, así como a un derecho de prioridad. El interés superior de la niñez es un principio que las autoridades deben garantizar a la hora de elaborar políticas públicas. Nos corresponde velar porque cada niña, cada niño, y cada adolescente en nuestro país pueda gozar de estos derechos en plenitud. Gozar de plena salud o tener acceso a ella debe ser una prioridad.

 

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