¿Cuánto vale una vida en México?
Manzo representaba a millones de mexicanos que viven bajo el yugo de los cárteles y la delincuencia organizada quienes, en colusión con cientos de políticos locales y federales, han hecho que gran parte del país se encuentre viviendo en la zozobra y la desesperanza. Basta ver Sinaloa, Guanajuato, Chiapas, Guerrero, el Estado de México, Veracruz, Tabasco, Colima...
La delincuencia no tiene principios,
no tiene honor y no tiene nacionalismo.
Carlos Manzo (CM)
La noche del sábado pasado, durante la celebración del Día de Muertos en su ciudad, fue asesinado Carlos Manzo, presidente municipal de Uruapan, Michoacán, frente a su familia y con ciudadanos. Desde que Claudia Sheinbaum asumió la Presidencia, han muerto, por lo menos, nueve alcaldes en forma violenta; solamente en ese estado en los últimos tres años han sido ejecutados ocho de ellos, sin contar los más de 87 que murieron por el crimen organizado en el sexenio anterior. Manzo fue elegido alcalde ganando al candidato oficialista, con la promesa de combatir al crimen organizado frente a frente. Su propuesta, cumplida desde el primer día de su administración, resonó entre el 90% de sus paisanos que, según encuestas del Inegi, se sienten muy inseguros.
“Es consecuencia de la libertad, el blindaje, la complicidad de muchos narcopolíticos y mucha corrupción, lo que ha permitido que los delincuentes operen con total libertad.” —CM hablando de los asesinatos en su estado.
Manzo representaba también a millones de mexicanos que viven bajo el yugo de los cárteles del narcotráfico y la delincuencia organizada quienes, en colusión con cientos de políticos locales y federales, han hecho que gran parte del país se encuentre viviendo en la zozobra y la desesperanza. Basta ver Sinaloa, Guanajuato, Chiapas, Guerrero, el Estado de México, Veracruz, Tabasco, Colima, Oaxaca, Baja California y muchos más, donde el simple hecho de tener garantías individuales y regresar a salvo a casa diariamente se ha convertido más en lujo y plegaria que en algo que podamos dar por hecho. Hace unos días, el gobernador de su estado, Alfredo Ramírez Bedolla, al bajarse de su camioneta blindada, entre decenas de guardaespaldas, burlonamente preguntaba a Manzo “cuántos criminales ya había abatido frontalmente”. Al preguntar a Sheinbaum acerca de la política del alcalde de Uruapan (a la que Manzo había pedido ayuda directamente), lo criticó por su política de utilizar la fuerza letal ante criminales armados que pusieran en peligro a las fuerzas de seguridad locales y a los ciudadanos. Entre risas, dijo que la estrategia federal había logrado disminuir más de 20% los homicidios violentos en el país (aunque el número de desaparecidos ha aumentado brutalmente).
“Todo el apoyo a la política social… pero si no va acompañada de usar el Estado de derecho para salvaguardar la vida de los ciudadanos, esto no puede seguir siendo así, estaríamos cayendo en un estado fallido.” —CM, hablando de la estrategia de seguridad.
Manzo reconocía las políticas sociales de AMLO, pero escuchaba los reclamos por seguridad de los michoacanos. Sus discursos eran coherentes con sus acciones, algo poco visto en la política nacional: trató de hacer frente a los hampones que, de facto, mandan en su estado. Recibió de su pueblo la confianza y el apoyo que sólo otorgan el cumplimiento de las promesas que se hacen realidad y benefician a los ciudadanos. Es decir, Manzo era un garbanzo de a libra: un mexicano valiente, con temores por su vida y la de su familia, pero dispuesto a entregarla en aras de nuestros derechos, de la libertad de los michoacanos, de castigar a los delincuentes que dan órdenes desde una oficina pública hasta en las sierras y montañas que son bastiones del crimen organizado. Los abrazos no funcionan donde balean a la gente inocente.
“Hago un llamado al gobierno federal, a Harfuch, por favor volteen a ver a Uruapan” —CM pidiendo la intervención de la Federación en su estado.
Según García Harfuch y Sheinbaum, Manzo tenía asignados 14 elementos de la Guardia Nacional; de nada sirvieron. Mientras escribo este artículo, manifestantes están entrando al Palacio de Gobierno de Michoacán pidiendo la renuncia de Ramírez Bedolla, mismo que fue sacado del velorio de Manzo a punta de insultos y clamores de justicia. El gobierno federal le ha fallado no solamente a Manzo y a su familia, sino a todos los mexicanos. Al parecer, si no eres parte de su movimiento o apoyas sus políticas, tu vida no vale nada. Mi más sentido pésame a la familia Manzo Quiroz, a los michoacanos y a todo México.
