Logo de Excélsior                                                        

Yolanda Mérida y Julio Alemán

Víctor M Tolosa

Víctor M Tolosa

La columna

No cabe duda que el pasado miércoles será un día que quedará marcado en la historia del espectáculo. Por la mañana nos enteramos que había fallecido la primera actriz Yolanda Mérida a causa de una tromboembolia múltiple. Una gran actriz que lo mismo hizo telenovelas, radio, cine y hasta doblaje.

La recordamos cuando últimamente participó en la serie Los simuladores, así como trabajó en la telenovela Cuando me enamoro y también la vimos en algunos capítulos de La rosa de Guadalupe, pero déjeme decirle que ella debutó a lo grande en una puesta en escena titulada Los empeños de una casa en Bellas Artes, en 1951. Sin lugar a dudas una gran mujer: siempre educada, simpática y amable.

Después de esa noticia, nos enfocamos en el estado de salud de don Julio Alemán; nos enteramos de que el señor se había puesto mal, esto sería como al mediodía del miércoles. Yo, después de haberlo visto cómo trabajó con mucho amor y se entregó a derrotar al cáncer de pulmón, que le diagnosticaron en octubre de 2011, pensé que su ingreso al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias era simplemente por una infección, como se había comentado y que sería algo pasajero, pues a él, las últimas veces que lo vi, lo observé muy entero, triunfante de haber ganado casi en su totalidad la batalla al asesino silencioso. El caso es que, mientras fue transcurriendo la tarde, las noticias venían de mal en peor, su hijo Martín Méndez anunció que  don Julio, su padre, había entrado en un estado crítico y que sus familiares ya se habían despedido de él. Ya se esperaba lo peor. Sin embargo, no es por nada, pero cuando uno ve que una persona lucha con todo y se aplica con todos los medicamentos y al mismo tiempo está en una posición positiva y rodeado de amor, por su esposa e hijos, uno sabe que puede salir adelante y más aún, que una vez que se sintió mejor después de varias quimioterapias, él mismo decidió volver a trabajar en el musical Perfume de Gardenia, en el que realizó sus últimas presentaciones, pero pasando el jueves Santo, el actor después de tomar una quimio, se sintió un poco mal y ya no se levantó de la cama. A los pocos días presentó problemas respiratorios y lo trasladaron al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, donde se le diagnosticó una infección pulmonar, la misma que lo llevaría a su final, a cerrar el telón para siempre. Julio Alemán y doña Yolanda Mérida fueron actores que marcaron todos los escenarios del espectáculo mexicano. Trabajaron la mejor época del radio, el cine y la televisión. Don Julio le agregó un plus a su carrera, ya que él hizo mucho cabaret, de aquel cabaret del México de antes, también grabó discos, hizo infinidad de presentaciones e incursionó en el doblaje, que era una de las artes que le gustaban mucho al primer actor. Don Julio Alemán tuvo la suerte de trabajar en la primera telenovela que se hizo en México: Senda Prohibida. Cómo olvidarlo en el cine, porque hizo grandes personajes y el más recordado fue El tunco Maclovio. Quiero recordar unas palabras del actor, hace apenas unos días, cuando concedió una entrevista y esto fue lo que dijo acerca de cómo hilvanaba los personajes que le tocó interpretar en diferentes trabajos que realizó a lo largo de toda su carrera artística: “Solamente los tomo, los visto, los interpreto, les doy mi ser, mi persona, mis emociones, mi educación, mi cultura, lo pongo al servicio del personaje pero una vez terminado el trabajo, una vez que he salido del foro o del teatro, vuelvo a ser yo, no me he quedado con ningún personaje”. Y es que así era él, un hombre fino, educado, culto, respetuoso, siempre feliz y amable. Un hombre que hasta en los últimos momentos recibió infinidad de muestras de cariño y amor, por parte de su esposa e hijos, así como de todo el público que siempre lo recordaremos. ¡Descansen en paz dos grandes del espectáculo en México: Yolanda Mérida y Julio Alemán!

Comparte en Redes Sociales