Supercherías

Afortunadamente hay una salida para todo lo malo y eso es: ¡tocar madera! Tocar madera atrae la buena suerte.

Hay gente que es supersticiosa y gente que no lo es, pero “por si acaso” jamás abren un paraguas adentro de su casa, jamás ponen un sombrero encima de una cama y cuando un gato negro se cruza delante de ellos, inmediatamente soban su pata de conejo para que la buena suerte haga desaparecer a la mala suerte.

Los que no son supersticiosos siempre dicen:

—¿Qué estupideces son esas de las supersticiones? Sólo un ignorante puede ser supersticioso. Yo no lo soy y nunca lo seré, pero por si acaso, no me des el salero en la mano. Déjalo en la mesa por favor. No vaya a ser la de malas.

¿Por si acaso? ¿No vaya a ser la de malas?

Decir eso es tan absurdo como afirmar que practicas el celibato desde hace años y ni la mujer más hermosa te haría cambiar de opinión. Ah, pero eso sí: todos los días, antes de salir de tu casa, te pones un condón… por si acaso. No vaya a ser la de malas.

¿Nunca has visto la cara que pone la gente cuando se te cae la sal en la mesa?

—Héctor, si no quieres que la mala suerte te aceche (me dijeron que era de buena suerte escribir esta palabra), tienes que tirar una pizca de sal por encima de tu hombro izquierdo.

¿Cuándo fue la última vez que supiste que alguien tuvo una enfermedad cardiovascular porque se le caía constantemente la sal en la mesa?

Las enfermedades cardiovasculares te dan por el exceso de sal en la comida, no por tirarla en la mesa. Entonces, ¿Por qué demonios es de mala suerte tirarla en la mesa?

—¡Héctor! ¡No digas demonios! Precisamente se tira una pizca de sal por encima del hombro izquierdo para cegar temporalmente al diablo. ¿Qué no sabías que ésta es una costumbre ancestral?

¡Pobre diablo! Ya me lo imagino mentando madres cada vez que alguien tira la sal sobre la mesa.

—¡Maldita sea! Estaba a punto de poseer el cuerpo de otra viejita (porque el diablo sólo posee viejitas y niñas indefensas) y tuve que alejarme de ella inmediatamente para ir a poner mi jeta detrás del hombro izquierdo de otro imbécil al que se le cayó la sal. ¡Esta costumbre ancestral ya me está cansando!

El día que te cae excremento de pájaro o de paloma es considerado un día de buena suerte. (Sé que es más coloquial decir: el día que te caga un pájaro o una paloma, pero “me decidí” por excremento para que no me fueran a censurar las autoridades de este periódico).

¿Y qué pasa si el excremento de pájaro te cae justo en un martes 13? ¿La buena y la mala suerte se neutralizan y tu día se vuelve a transformar en un día común y corriente?

Afortunadamente hay una salida para todo lo malo y eso es: ¡tocar madera! Tocar madera atrae la buena suerte. Jesús la tocó durante todo su vía crucis y ya sabes cómo terminó la historia… ¡Resucitó a los tres días!

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