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El vigía del Senado

José Rubinstein

José Rubinstein

El destino dispuso que la efigie de Francisco Zarco, político, diputado constituyente y sobre todo periodista —“No escribas como periodista lo que no puedas sostener como hombre”—, defensor de la libertad de expresión, de los derechos populares y de la causa republicana, se yerga sobre su pedestal justo de frente al flamante edificio del Senado de la Republica, cual permanente vigía del cumplimiento de la responsabilidad legislativa.

La Constitución de 1824 dispuso la división del Congreso en dos cámaras: Diputados y Senadores. La primera sede del Senado fue la iglesia de San Pedro y San Pablo. De 1829 a 1872 el Congreso sesionó en el primer piso de Palacio Nacional. El Senado fue suprimido en 1857 en virtud de la nueva Constitución  que contempló un sistema unicameral, hasta 1875 en que éste fue reinstalado para la VIII Legislatura. Y a partir de 1931 la Cámara de Senadores quedó ubicada en Xicoténcatl 9.

La nueva sede sesudamente ubicada en pleno  Paseo de las Manifestaciones, ocupa nueve mil m² con 74 mil 724 m² construidos, y consta de una torre de 16 pisos para oficinas, un hemiciclo de seis niveles y el área del salón de plenos. El costo de la construcción —sin terreno— ascendió a dos mil 563 millones de pesos.

El total de senadores se duplicó a partir de 1993, a 128, de los cuales 64 son de mayoría, 32 de primera minoría y 32 plurinominales. Las sesiones anuales comprenden dos periodos, del 1º de septiembre al 15 de diciembre y del 1º de febrero al 30 de abril, es decir, 194 días por año.

El presupuesto de la Cámara de Senadores para 2011 es de tres mil 585 millones de pesos. Consideremos que al servicio de la Cámara están contratados mil 462 empleados con una retribución anual de mil 254 millones de pesos. Sin abundar en los ingresos complementarios a la dieta nominal de los senadores de 161 mil 164 pesos mensuales, dividamos el presupuesto anual de la Cámara entre el número de legisladores, lo que arroja un costo anual por senador —considerando indirectos— de 28 millones de pesos.

Existe el proyecto por parte de los coordinadores del PRI, del PAN y del PRD de reducir 32 senadores, dejando el tamaño del pleno en 96 integrantes, tres por estado, elegidos de modo directo. ¿Por qué no volver a los 64 senadores originales, dos representantes por entidad?

Reflejo de la sensible fisura en las relaciones del Poder Legislativo con el Ejecutivo significó la ausencia del Presidente de la República a la sesión solemne inaugural de la nueva sede.

Los mensajes alusivos de los coordinadores de las distintas bancadas del Senado, en su mayoría se mostraron críticos hacia lo que denominaron obra faraónica y alejada de la realidad del país, razón por la que no existe motivo para celebrar.

Quien fungió como anfitrión y centro del evento fue Manlio Fabio Beltrones, con un discurso conciliador y reflexivo, asumiéndose representante de un Senado reformador y no conservador, a la vez que impulsor de la construcción de un nuevo régimen, mostrándose por la creación de nuevas instituciones reconociendo la participación de la sociedad civil, enfatizando que el Senado debe ser fuente de cambio y reforma constitucional.

Que sea para bien, que los senadores no le queden chicos al Senado, que recuerden al permanente vigía de enfrente y sobre todo que honren lo escrito en letras de oro sobre la placa de mármol negro en la pared central del pleno: “La Patria es primero”.

        *Analista

            jrubi80@hotmail.com

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