Vida salvaje enjaulada: el alto costo de la extracción de fauna

En Chiapas, un zoológico se convierte en refugio y barrera contra el tráfico de fauna mientras los criminales enfrentan pocas consecuencias

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Dos guacamayas con plumaje rojo, amarillo y azul dentro de una caja de cartón tras ser decomisadas por autoridades ambientales en Chiapas; las aves, víctimas del tráfico ilegal, fueron halladas deshidratadas y sin condiciones mínimas de bienestar antes de ser trasladadas al Zoomat para su rehabilitación.
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Cría de cacomiztle rescatada del tráfico ilegal de fauna en Chiapas, dentro de una caja de plástico negra; el animal luce alerta pero vulnerable tras ser extraído de su hábitat natural y entregado al Zoológico Miguel Álvarez del Toro para su atención veterinaria.
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Un inspector de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) revisa una guacamaya roja encontrada dentro de una caja de cartón durante un operativo contra el tráfico ilegal de fauna en Chiapas; el ave fue asegurada para su traslado al Zoológico Miguel Álvarez del Toro.
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Fachada del Mercado de Sonora en la Ciudad de México, con decenas de personas reunidas en la entrada. Este lugar es reconocido como uno de los principales centros de comercio ilegal de fauna silvestre, donde aves, reptiles y mamíferos son vendidos de forma clandestina.
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Acuario de vidrio en un mercado de la Ciudad de México con la leyenda escrita a mano “Tortuga $60”; refleja la venta ilegal de fauna silvestre en espacios comerciales urbanos, donde especies protegidas son ofrecidas como mascotas a bajo costo.
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La compra de animales víctimas de tráfico conlleva un alto costo que, en los peores casos, es equivalente a 10 veces la fauna perdida por cada ser vivo extraído de la naturaleza, según expertos.

Eso quiere decir que “por cada animal que alguien está comprando como mascota, ya murieron otros 10”, dijo en entrevista para Excélsior el director operativo del Zoológico Miguel Álvarez del Toro (Zoomat) en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Carlos Alberto Guichard.

Considerado por las autoridades como una Unidad de manejo para la Conservación de Vida Silvestre (UMA), este pequeño pedazo de jungla en las orillas de la ciudad chiapaneca alberga unos mil 400 animales regionales que prácticamente siguen viviendo en su hábitat natural.

Más de la mitad son víctimas del tráfico y cada año se reciben hasta un centenar más, explicó durante un recorrido el director general, Joe Miceli Hernández.

Son 111 hectáreas y el zoológico abarca más o menos 35 hectáreas”, agregó, señalando que lo que hace a este sitio un lugar único en el país es que se enfocan primordialmente en atender, rehabilitar y, en los mejores casos, reinsertar, fauna nativa de la región.

Aquí no hay elefantes, jirafas o tigres de bengala para entretenimiento de los visitantes. Se trata de un espacio seguro para la preservación de fauna regional que se ha vuelto la primera barrera de contención contra la extracción de animales, al menos en Chiapas, unos de los estados con mayor problemas de tráfico debido a su amplia diversidad originada por la demanda de coleccionistas en México.

Si no hay demanda, esto se acaba. Si nosotros evitamos el tráfico de especies, estamos asegurando un futuro”, dijo Miceli Hernández.

El rostro del tráfico

La relación de Chiapas con el tráfico no es nueva, por años, esta entidad ha sufrido el saqueos de sus aves al punto que la guacamaya verde ya se considera extinta. Sin embargo, los expertos aseguran que recientemente se ha desatado la extracción de los otros especímenes como los monos saraguato y araña.

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Cría de monos araña recién rescatadas del tráfico ilegal en Chiapas, colocadas en una canasta con cobijas mientras son evaluadas por personal veterinario del Zoológico Miguel Álvarez del Toro; presentan signos de debilidad, deshidratación y estrés tras ser transportadas en condiciones inadecuadas.

Tan solo a principios de agosto, la Procuraduría Federal de Protección al Medioambiente (Profepa) reportó el aseguramiento de nueve monos araña bebés y ocho guacamayas en un operativo sobre la autopista Tuxtla-San Cristóbal.

El sujeto que fue detenido por la Fiscalía General de la República (FGR) llevaba a los monos encostalados y las guacamayas en cajas, además de los 17 animales presentaban condiciones no aptas para su bienestar como deshidratación. Su probable destino era la Ciudad de México, la capital del tráfico en todo el páis.

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Mono araña bebé dentro de una jaula azul temporal en el Zoológico Miguel Álvarez del Toro, con una manta de colores en el fondo; el ejemplar fue rescatado del tráfico ilegal en Chiapas y se encuentra en etapa de recuperación y observación veterinaria por su alta vulnerabilidad.

Todos los ejemplares fueron llevados al Zoomat, pero dadas sus condiciones, sólo sobrevivieron seis monos y seis guacamayas que se siguen debatiendo entre la vida y la muerte.

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Dos trabajadores del Zoológico Miguel Álvarez del Toro (Zoomat) posan frente a una jaula con pericos y vegetación tropical en Chiapas; ambos visten uniforme beige del zoológico y forman parte del equipo que protege y rehabilita fauna silvestre víctima del tráfico ilegal en México.

Los monos bebés “fueron los más pequeños, probablemente entre un mes, mes y medio, de edad. O sea, muy pequeños, y pues son bebés que son muy vulnerables a la deshidratación”, dijo a Excélsior la encargada de la clínica de mamíferos en Zoomat, Elsy Angélica Cabrera, mientras sostenía a uno de los monos sobrevivientes.

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La veterinaria Elizabeth Couoh, del Zoológico Miguel Álvarez del Toro (Zoomat), aparece con cubrebocas y guantes frente a jaulas metálicas donde se recuperan animales rescatados del tráfico ilegal de fauna en Chiapas; forma parte del equipo especializado en aves y mamíferos.

“Obviamente en los retenes dicen, bueno, cómo le hacen para que no griten (las guacamayas). Entonces, una práctica de los traficantes es darles alcohol”, señaló la médica veterinaria con enfoque en aves del zoológico, Elizabeth Couoh Hernández, al ser cuestionada sobre las prácticas de tráfico.

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Inspector de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) sostiene a un mono araña bebé rescatado durante un operativo contra el tráfico ilegal de fauna en Chiapas; el ejemplar, visiblemente débil, es trasladado a instalaciones del Zoomat para su evaluación veterinaria.

Pues ver cómo llegan estos animales, sí es muy triste, digo, junto con los monos y esto es muy triste. Porque sabemos todo el trasfondo que hay, pero, bueno, nos toca a nosotros ayudar de esa manera”, agregó con lágrimas en los ojos, destacando que las guacamayas víctimas del decomiso a finales de julio e inicios de agosto son nacimientos de este año.

En Chiapas se encuentran 14 de las 22 especies de psitácidos –loros, pericos y guacamayas– que habitan en México, y que se encuentran incluidas bajo alguna categoría de riesgo de la NOM-59-SEMARNAT-2010, además de que la Ley General de Vida Salvaje prohíbe comercializarlas y tenerlas como mascotas. Su contrabando es generado principalmente por el deseo de los propios mexicanos de mantenerlos enjaulados.

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Infografía titulada “Del hábitat al tráfico ilegal” que explica el proceso de extracción violenta y comercialización de fauna silvestre en México: desde la selva de Chiapas hasta mercados o redes sociales en CDMX, pasando por métodos de transporte clandestinos y destinos inciertos como jaulas o muerte. Aparece un mono araña bebé tras una jaula al fondo de la imagen.

La venta de los (psitácidos) fuera del país no es tan común, en realidad, el consumo de estos animales es en México (...) su tenencia es ilegal”, dijo la veterinaria Couoh Hernández.

El alto costo del tráfico

Según el director operativo del Zoomat Carlos Alberto Guichard, las prácticas de extracción llegan a ser muy “dramáticas” –por no decir crueles e inhumanas–. Relató que en el caso de las aves, los traficantes llegan incluso a talar árboles con tal de acercarse a los huevecillos, que en muchos casos terminan en los suelos, mientras que los monos tienen un destino más cruel dado su instinto de protección en tropas.

“Se sacrifica a la madre para poder capturar a la cría, pero también el resto de la tropa interviene y se acerca, y terminan matando tropas enteras para poder capturar dos o tres o cuatro monitos”, explicó.

Durante el recorrido al zoológico, este diario pudo documentar animales con un sinfín de traumas y secuelas por su extracción. En el caso de los monos araña rescatados, explicó la médica veterinaria Elsy Angélica Cabrera, había traumas de una probable caída de los árboles.

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Retrato de la veterinaria Elsy Cabrera, del Zoológico Miguel Álvarez del Toro (Zoomat), con cubrebocas y bata azul, especializada en el cuidado de mamíferos víctimas del tráfico ilegal de fauna en Chiapas; es parte del equipo que trabaja en la rehabilitación de especies rescatadas.

El Zoológico ha innovado en prácticas como la biotecnología médica para la rehabilitación de animales, una tecnología cuyo acceso es limitado para veterinarios comunes, e incluso su espacio se ha convertido en un centro de investigación para formar nuevos veterinarios que dio con un diagnóstico de problemas cardiacos para un tucán que ahora toma un medicamento a diario.

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Infografía titulada “El alto costo del tráfico animal” con la cita del Zoomat: “Por cada animal vendido como mascota, mueren hasta 10 en el proceso de extracción”. A la derecha, se muestra un cachorro de león acostado con un arnés azul, víctima del tráfico ilegal de especies en México.

¿Lucha en vano?: Liberan más criminales que animales rescatados

Para los trabajadores de este zoológico, el fin del tráfico animal es un sueño que cada vez parece estar más lejos de alcanzar: cada vez son menos los animales que se regresan a la naturaleza, mientras los criminales son liberados de “sus jaulas” para seguir delinquiendo.

“Resulta ser que cuando hay un decomiso, generalmente, la persona que atrapan traficando, pues estará 24-36 horas preso, y después lo liberan, y los animales se quedan mucho tiempo presos, porque son evidencia”, dijo el director Joe Miceli Hernández, cuestionando el marco regulatorio con sanciones bajas para aquellos que son atrapados “con las manos en la masa”.

Por medio de un cuestionario, la Profepa explicó a Excélsior que el Artículo Penal Federal No. 420 estipula penas de 1 a nueve años de prisión y hasta 3 mil días de multa para quienes trafiquen, capturen, posean, transporten e incluso extraigan de forma ilegal vida silvestre de la naturaleza.

Sin embargo, la abogada y vocera de la Confederación por los Derechos de los Animales. Sofía Morín, aseguró que son pocos los casos en donde se haya dictado una sentencia en contra de algún traficante.

No conozco ninguna sentencia contra alguien por tráfico, a nadie. Imagínate, el caso de Brack Jaguar, ni siquiera han sancionado a los responsables (...) No conozco ninguna persona acusada que tenga alguna sentencia”, reprochó.

Incluso recordó que el tráfico de animal puede ser considerado como crimen organizado si están involucrados “más personas”, y esta premisa fue corroborada por la Profepa, la cual señaló en su respuesta que “el tráfico ilegal de vida silvestre constituye un negocio millonario a nivel mundial que alimenta a la delincuencia organizada transnacional. Se ubica actualmente como el 4º. negocio criminal más importante en todo el mundo después del narcotráfico, la falsificación y el tráfico de personas, poniendo en riesgo los ecosistemas”.

Por su parte, personal del Zoológico que día a día trabaja con las víctimas del tráfico comentaron que, desde su trinchera, lo único que queda por hacer, además de atender la fauna regional que reciben, es concientizar más población sobre el valor de preservar la fauna y sus ecosistemas, toda vez que la raíz de este problema radica en el propio territorio mexicano.

Si no hay demanda, esto se acaba. Si nosotros evitamos el tráfico de especies, estamos asegurando un futuro”, concluyó Miceli Hernández.

 

«pdg»

 

 

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