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Nacional

Rafael Alducin, contado desde el archivo histórico de Excélsior

Nació el 22 de enero de 1889 en el número de12 de la calle Reinoso en San Andrés Chalchicomula, Puebla, hoy conocido como Ciudad Serdán

Roberto Rodríguez Rebollo | 18-03-2021

Los cuadros de automóviles, aviones y caballos a todo galope se asomaban entre las paredes del lugar de trabajo que por primera vez ocupó Rafael Alducin Bedolla, fundador del periódico Excélsior en 1917. Los relatos escritos en las páginas de El Periódico de la Vida Nacional dan cuenta de los recorridos de supervisión que su director en las instalaciones del rotativo.

A mediados de la década de 1910 fundó la Academia Mexicana de Historia, después de una charla entre amigos. El empresario poblano impulsó en tan solo una semana la creación de aquel centro de estudios que tenía sus sesiones en las mismas instalaciones de Revista de Revistas.

Inició sus estudios en la ciudad Puebla, continuándolos en la Ciudad de México; estudió en el Liceo Fournier, en el Colegio Inglés y en el Instituto Colón, regresó a pueblapara terminar sus estudios en el Instituto Católico y en el Colegio del Estado. 

Una vez concluidos sus estudios, trabajó en un despacho propiedad del diputado José Castellot, incluso sin recibir sueldo alguno.  Tras el fallecimiento de su padre en 1904, se vio en la necesidad de comenzar a trabajar en todo tipo de actividades para apoyar económicamente a su familia. Situación que le llevó a trabajar en la Compañía de Construcciones Metálicas, donde en poco tiempo alcanzó el puesto de jefe. Posteriormente, en 1912, trabajó en la Compañía Financiera Internacional.

Desarrolló su pasión por los autos al adquirir un automóvil en 1904 y comenzar a relacionarse con la pequeña comunidad que poseía un vehículo en México. En 1913 al transitar por las calles de la ciudad, Alducin vio que dos jóvenes peleaban fuertemente a golpes por una llanta vieja de coche; entonces, el joven poblano de 24 años se interpuso entre los muchachos hasta separarlos y calmar los ánimos. En ese momento pensó en la idea de vender llantas viejas o de desecho. 

Con tan solo dieciocho pesos compró sus primeras llantas; se dedicó a conseguir llantas entre sus amigos. Pronto se asoció en ese naciente negocio con Federico Dávalos, quien era capitán y profesor en el Colegio Militar. En menos de un mes reunieron poco más de una tonelada de llantas vendiéndolas a Estados Unidos por mil dólares de la época. 

Con el dinero obtenido le sedujo la posibilidad de hacerse propietario de la revista ‘El Automóvil de México’. Llamó a sus viejos amigos, José E. Campos, que más tarde sería jefe de redacción de Excélsior, y al célebre periodista José de Jesús Núñez y Domínguez, director de Revista de Revistas en ese momento, para comenzar a trabajar en la primera incursión periodística de Alducin. Al no tener mucho dinero imprimían en una casa particular con lo que solventaban la situación general de la revista. 

Aproximadamente en 1913 organizó, de la mano de Ignacio Limantour, en el bosque de Chapultepec, una de las primeras carreras de autos con las que obtuvo dieciocho mil pesos, dinero que invirtió en maquinaria y otros negocios.

En 1914 compró por cinco mil pesos Revista de Revistas, que tenía sus instalaciones en la calle de Colón en 1914, sin embargo, siguió manteniendo ‘El Automóvil de México’ hasta 1916, casi enseguida contrajo matrimonio con Consuelo Thomalen con quien formó una familia. 


SOBRE EXCÉLSIOR

Por otra parte, sus constantes visitas a las instalaciones del periódico El Imparcial, le ayudaron a mantener una buena amistad con Rafael Reyes Spíndola, director de ese diario, y su hijo Luis. Un día, reunido Alducin con su grupo cercano de amigos, Núñez y Dominguez planteó la idea de crear un diario que encausara la opinión.

Más información y menos opiniones era lo que se buscaba como menú informativo. Las noticias internacionales venidas de Estados Unidos serían aspectos novedosos y el diseño tipográfico le daría un plus sobre los demás diarios nacionales. Sobre el nombre del periódico, el mismo Alducin dijo que se llamó a un concurso entre los colaboradores y visitantes de Revista de Revistas para definirlo; el ganador, un hombre llamado Nicolás Rangel, fue quien lo bautizó como Excélsior. Aparentemente recibió diez pesos como recompensa. 

“Pero, ¡ah!, exclamaba el señor Alducin con un dolor retrospectivo. ¡Si viera usted cuántas lágrimas me costó esto! ¡No dormía yo, no comía, no descansaba!” Dijo Alducin en una entrevista publicada en las páginas de esta casa editorial el 19 de marzo de 1922, y sentenció, “¡Puede usted decir que EXCÉLSIOR trinunfará sobre todo y sobre todos!”

El periodico Excélsior comenzó a producirse en la esquina de Rosales y Colón en el centro histórico de la Ciudad de México, donde Revista de Revistas se imprimió desde 1915 con la maquinaria de ‘El Mundo Ilustrado’, recientemente adquirida por Alducin. Posteriormente, ya con maquinaria propia, pasó a la calle Nuevo México, hoy conocida como Articulo 123, donde Alducin presumía detrás de su escritorio, un retrato de gran tamaño de su padre, Rafael Alducin Quintero en su oficina como director de Excélsior.

EL DATO
En 1818, Alducin vivió una más de sus aventuras al convertirse en diputado por el distrito noveno para el congreso del Distrito Federal. El también director de Excélsior, se mantuvo en el cargo por el Partido Liberal Mexicano.


La necesidad de contar con instalaciones propias y adecuadas para la producción del periodico creció y Alducin, en uno de sus viajes a Francia, planeo la construcción de un nuevo edificio. Es así como contactó al arquitecto italiano Silvio Contri, famoso por la construcción del Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas, entre otras grandes obras arquitectónicas. A finales de 1922, se iniciaron los trabajos de construcción del edificio que albergaría a El Periodico de la Vida Nacional. 

En ese mismo año, el empresario originario de Puebla introdujo en México, a través de Excélsior, el día de las madres, con lo que buscaba rendir homenaje a todas las madres mexicanas, motivado en gran parte por las costumbres estadounidenses que ya contaban con un día especial para dicho fin. Por medio de concursos, rifas y regalos, El Periódico de la Vida Nacional encendió la tradicional celebración que sigue vigente hasta nuestros días. 

La astucia y las relaciones internaciones del poblano fueron más allá.en abril de 1923, cuando fue recibido en El Vaticano por el Papa Pío XI, pero Alducin no se detuvo ahí; unos días después logró entrevistar a Benito Mussolini, el presidente italiano y el entonces director de este rotativo tuvieron una buena interacción. 

Una vez consolidado su proyecto periodístico, con un nuevo edificio en construcción, Alducin consiguió ser parte del Comité Ejecutivo de la campaña financiera para los juegos olímpicos de París 1924, por lo que, Excélsior y Revista de Revistas formaron parte del prestigioso grupo de patrocinadores de la justa olímpica. Al mismo tiempo, se recaudaban fondos a través de las publicaciones por parte de los lectores, mediante la venta de estampillas conmemorativas al evento. 


“Es un apasionado de su periódico. Después de su mujer, que es muy guapa, y de su niña, que es lindísima, EXCÉLSIOR, ese diario que honra a México lo es todo para Rafael Alducin”, Excélsior, 19 de marzo de 1922.


EL FINAL DE UN SUEÑO SIN CUMPLIR

El jueves 27 de marzo de 1924, después de regresar de uno de sus tantos viajes a Europa, Alducin paseaba a caballo en el Bosque de Chapultepec, cuando su caballo se espantó al pasar el tranvía, el jinete cayó al piso de manera violenta, por lo que sufrió severas lesiones. Fue llevado al Sanatorio francés, en la colonia Hidalgo de la Ciudad de México donde su estado de salud fue catalogado como reservado. 

Tras mostrar una leve mejoría, finalmente falleció el sábado 29 de marzo de 1924 a las 23:45 horas. La noticia se publicó en la primera plana de Excélsior: “FALLECIÓ ANOCHE EL SR. DON RAFAEL ALDUCIN”, decía el encabezado. Sus restos fueron enterrados el 30 de marzo en el panteón del Tepeyac, en la Ciudad de México. 

Reconocidos medios nacionales e internacionales dieron su pésame a Excélsior por el fallecimiento de su fundador y director. También recibió numerosos homenajes en el extranjero. Durante varias semanas, Excélsior publicó una gran cantidad de mensajes de condolencias de los lectores y de diferentes actores de la vida pública.  

La mente brillante, el genio del diarismo mexicano del siglo XX, que le dio vida a este periódico, no logró su sueño de ver terminado el edificio de Bucareli 17. La prematura muerte de Alducin lo mitificó entre los trabajadores del diario, por lo que pasó a formar parte elemental de la filosofía e identidad de Excélsior. Hoy en día, Rafael Alducin, sigue representando un símbolo indiscutible para El Periódico de la Vida nacional.

 

 

 

 

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