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Así se construyó el Palacio de 'El Periódico de la Vida Nacional'

El terreno de mil 500 m2 que actualmente ocupa el número 17 de Bucareli, es una zona fangosa, durante el porfiriato se encontraba la alberca publica de José Encarnación Blasio

Roberto Rodríguez Rebollo | 22-01-2020

CIUDAD DE MÉXICO.

El periodico Excélsior, fundado por del poblano Rafael Alducin comenzó a producirse en la esquina de Rosales y Colón en el en el centro histórico de la Ciudad de México, posteriormente pasaron a la calle Nuevo México, hoy conocida como Articulo 123, para después instalarse en Bucareli y Reforma. A finales de 1922, iniciaron los trabajos de construcción del edificio que albergaría a El Periodico de la Vida Nacional.

Inaugurado en 1775, el entonces llamado Paseo Nuevo, tiempo después se le conoció como Paseo de Bucareli, en honor al virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa, es una de las avenidas más importantes de la capital del país debido al emblemático paisaje urbano que posee.

 

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El terreno de mill 500 metros cuadrados que actualmente ocupa el número 17 de Bucareli, es una zona fangosa donde durante el porfiriato se encontraba la alberca publica de José Encarnación Blasio, misma que conformaba el conjunto de baños públicos Pane, Blasio y Osorio. La zona era popular en la época debido a la convivencia familiar que se daba durante los fines de semana.

La necesidad de tener instalaciones propias y adecuadas para la producción del periodico creció y Alducin, en uno de sus viajes a Europa, planeo la construcción de un nuevo edificio. Es así como contacto al arquitecto italiano Silvio Contri, famoso por la construcción del Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas, entre otras grandes obras arquitectónicas. El equipo a cargo de la construcción estaba conformado por Carlos Borgatt como director de la obra; Miguel Rebolledo, al mando de la ingeniería, así como la participación de Manuel Marroquín y Rivera.

 

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El proyecto fue aprobado en 1922, y a finales de ese mismo año se puso en marcha la obra, cuyos trabajos de construcción tuvieron una duración de dos años, concluyéndose en diciembre de 1924. Los trabajadores se mudaron a las nuevas instalaciones en ese mismo mes y el edificio de Excélsior quedo oficialmente instaurado oficialmente el 30 de diciembre de aquel año.

El diseño vanguardista mostraba una solidez estructural, así como un aprovechamiento de los espacios que emulaba a las más grandes construcciones europeas. Además, el mismo Contri imprimió su propio sello con la inclusión de algunos detalles decorativos sobre todo en la fachada de la avenida Reforma.

 

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“Esta plataforma es de concreto armado y consta de una gruesa dala o baldosa inferior y de otra superior más delgada, así como de un sistema de armaduras o trabas longitudinales transversales que ligan rígidamente las baldosas formando una estructura celular que tiene peso propio muy reducido y que, en cambio, presenta la mayor resistencia a las reformaciones. Como en construcción habían de instalarse maquinas que tienen enormes pesos, se hizo necesario proceder con la mayor cautela en esta parte de los trabajos, a fin de que no se registraran desperfectos irreparables en la estructura superior”. Se puede leer en una publicación de Excélsior en 1923.

La edificación consta de dos fachadas, ambas de granito rojo, una en Bucareli número 17 y la otra en Reforma 18. Parecieran ser dos edificios diferentes, pero en realidad es un verdadero monolito en el que convergían todas las áreas necesarias para la producción del periodico y sus suplementos. Durante mucho tiempo se le distinguía como el Palacio de El Periodico de la Vida Nacional.

 

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Del lado de Bucareli 17, distribuidos a lo largo de los cinco pisos –incluido el sótano- que conforman la construcción, se encontraban los diferentes departamentos de prensa, rotativas, rotograbado, almacén, un departamento de arte; las áreas de talleres y producción.

Provisto de un elevador para personas, otro de carga, un vestíbulo, largos e interminables pasillos, amplias y elegantes escaleras, así como un sinfín de puertas forman parte de lo que parece ser un laberinto sin fin. Los grandes salones se alzaban entre sí para imponer el potencial de un Excélsior cuyos vientos soplaban sobre la bonanza periodística.

Mientras que en Reforma 18 se ubicaba la dirección, redacción, entre otras áreas administrativas. El archivo estaba en el tercer piso, integrado por una biblioteca y sala de lectura. También había una sala de fumar que servía como sitio de conversación entre los periodistas y colaboradores más sobresalientes del diario.

Todo el complejo tiene una elaborada interconexión. Y en su momento contaba con un amplio y avanzado servicio telefónico, además de un importante sistema de alumbrado. Las modernas instalaciones vieron desfilar a un sinnúmero de trabajadores a lo largo de más de ocho décadas. Con ello, el edificio dio pie al nuevo paisaje arquitectónico de Bucareli, con lo que Excélsior se convirtió en uno de los pocos periódicos con instalaciones propias en todos los sentidos.

Para muchos, 1924 fue el año de Excélsior, el número de lectores aumentaba considerablemente por lo que el tiraje se incrementó de manera significativa, para entonces, el rotativo se había convertido en una maquina imparable de hacer periodismo. Sin embargo, en abril de murió Alducin tras caer de un caballo mientras cabalgaba en el Bosque de Chapultepec, por lo que no logró ver el ‘palacio periodístico’ que años atrás había proyectado.

 

 

 

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