Cimentando Excélsior más allá de las fronteras; impulso a corresponsalías

Desde los primeros años de vida de Excélsior, su fundador, Rafael Alducin, comenzó a viajar al extranjero en búsqueda de nuevos socios comerciales. En sus visitas internacionales se enfocó en captar novedosos modelos de trabajo para aplicar en El Periódico de la Vida Nacional, así como generar nuevas alianzas que ayudaron a fortalecer su empresa periodística.

La mayoría de sus viajes fuera del país se dieron hacia Nueva York, específicamente al despacho manejado por Rodrigo de Llano, quien era el principal corresponsal en la Unión Americana. Otros lugares frecuentados por Alducin era la redacción de The New York Times, rotativo con el que mantenía una relación cercana.

Por otra parte, Excélsior contaba con una oficina en París, desde la cual varios colaboradores redactaban y enviaban información de toda índole a la sede principal en la Ciudad de México. La sede parisina fungía como una gran agencia con la misión de aportar la información noticiosa proveniente de Europa.

Desde el país galo también se nutría ampliamente la edición semanal de Revista de Revistas. El despacho estaba a cargo del periodista belga Marinus Kjeldgaard, un hombre de toda la confianza para el gerente de este diario.

En 1923, el dirigente de este rotativo emprendió una importante gira en Europa en la que contempló países como España, Italia y, principalmente, Francia, donde en enero se encontró con Francisco León de la Barra, quien fuera presidente interino de México tras la renuncia de Porfirio Díaz en 1911.

El político habló por primera vez de su relación con Díaz, así como de sus opiniones respecto del momento social vivido en territorio mexicano en ese momento. El encuentro se llevó a cabo en las instalaciones de Excélsior y Revista de Revistas ubicadas en Rue Auber 13.

En abril del mismo año, mientras se encontraba en Roma, consiguió una entrevista con el papa Pío XI, en la que abordaron el tema de la adopción del Día de las Madres en México, así como la situación de la fe católica por parte de los mexicanos. La conversación fue una de las más largas e importantes que el jefe de la Iglesia católica concedió en el Palacio Apostólico.

Dos días después, aprovechando su estancia en Italia, entrevistó al entonces primer ministro, Benito Mussolini. En la plática se abordaron temas de gobierno, comercio y relaciones diplomáticas.

La estancia en Europa de Alducin a nombre de El Periódico de la Vida Nacional le valió ser nombrado Caballero de la Orden de Leopoldo, distinción otorgada por el gobierno de Bélgica.

Durante su gira se encargó de posicionar a Excélsior y Revista de Revistas como patrocinadores especiales de la colecta de recursos para la realización de los Juegos Olímpicos de París 1924, campaña en la que ambas publicaciones tuvieron una participación activa. Por medio de ese proyecto se logró el acercamiento de jóvenes atletas mexicanos al deporte.

La travesía europea de Alducin representó uno de los últimos viajes del periodista antes de morir a consecuencia de una caída de caballo sufrida en el Bosque de Chapultepec en marzo de 1924. Sin embargo, la presencia de El Periódico de la Vida Nacional en el extranjero se consolidó gracias a la labor del poblano.