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El idilio de ser una ONG

Muchas de esas organizaciones enfrentan obstáculos por parte de los gobiernos o de otros organismos

Claudia Villanueva | 13-06-2015

CIUDAD DE MÉXICO, 12 de junio.- “Muchas veces las Organizaciones No Gubernamentales son las que están ahí asegurándose de que el gobierno se porte como debe, intentando parar la corrupción, cuidando el medio ambiente o protegiendo los derechos humanos”, aseguró a Excélsior la directora de comunicaciones de Human Rights Watch (HRW), Emma Daly.

Destacó que se ha visto un aumento en la legislación represiva contra las ONG, ya que debido a sus actividades se convierten en el blanco de los gobiernos que no quieren ser cuestionados y en algunos casos intentan silenciar las voces críticas.

La representante legal de Greenpeace México, María Colín, expresó que “existe la necesidad de la presencia de las ONG para demandar democracias que sean realmente participativas y debe haber espacios críticos le guste o no a los políticos”.

Hace días, el gobierno ruso anunció una ley que prohíbe las actividades de las ONG extranjeras consideradas como “indeseables” por el Estado y que pueden ser una amenaza para el orden público o la seguridad del país.

La ley promulgada por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, le da la capacidad al gobierno de procesar a esos grupos y contempla multas, trabajos forzados, restricciones de movimiento y condenas de hasta seis años de prisión.

En 2012 se creó en Rusia una ley que obliga a las ONG a que participen en procesos políticos, a inscribirse en un registro especial del Ministerio de Justicia, además de que deben presentarse como “agentes extranjeros”.

Rusia no es el único caso, ya que otros gobiernos buscan limitar el campo de acción de las ONG. A
Greenpeace India se le ha catalogado como una asociación que afecta la seguridad nacional y por ello tiene restringido el acceso a sus fondos, algo que podría propiciar su cierre inminente.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, las ONG son grupos sin fines de lucro y como su nombre lo indica son independientes de los gobiernos. Se organizan a nivel local, nacional o internacional para hacer llegar las inquietudes y problemas de los ciudadanos a las instancias correspondientes.

Además, ayudan en la implementación de políticas, advierten de problemas y necesidades de una sociedad y  fomentan la participación de la gente.

Algunas de esas organizaciones enfocan sus esfuerzos en torno a temas específicos como los derechos humanos, el desarrollo, la alimentación, la protección de animales y el medio ambiente, la acción humanitaria, incidencia política, etcétera.

HRW es una de las principales organizaciones internacionales independientes dedicadas a la defensa y la protección de los derechos humanos. Tiene sus antecedentes en 1978 cuando se creó la organización Helsinki Watch con el objetivo de verificar el cumplimiento gubernamental de los Acuerdos de Helsinki de 1975.

Esos acuerdos intentaron relajar el enfrentamiento entre los bloques comunista y socialista, y los países firmantes se comprometieron a garantizar la inviolabilidad de sus fronteras, la integridad territorial de los Estados, el arreglo de las controversias por medios pacíficos, la no intervención en los asuntos internos, la igualdad de derechos y el respeto a los derechos humanos.

Daly detalló que Helsinki Watch comenzó a investigar si la Unión Soviética iba a mejorar el sistema y hacer reformas sobre derechos humanos, que prometieron en los acuerdos, pero “se dieron cuenta de que no podían
tener mucha credibilidad criticando a ese país sin tomar en cuenta lo que ocurría en occidente”.

En ese momento comenzaron a investigar la discriminación en el sistema de justicia criminal en Estados Unidos y posteriormente las guerras en Centroamérica, que produjeron muchas violaciones de derechos humanos, dieron pauta para la creación de Americas Watch.

A finales de los años 80 ambas organizaciones se juntaron bajo el nombre de HRW y se convirtieron en una ONG de derechos humanos, señaló Daly.

Los países ponen las reglas

“La creación de una ONG dependerá de las leyes vigentes de cada país; en el caso de HRW que tiene su sede central en Estados Unidos se encuentra bajo un régimen fiscal que lo exime de impuestos”, pero ello no es igual para sus representaciones en las distintas partes del mundo, señaló Daly.

En el caso de Greenpeace México, Colín detalló que está constituida como una asociación civil, esa figura jurídica estipula que la organización está enfocada a realizar ciertas actividades. Pueden ser de muy diverso ámbito (en Greenpeace la protección del medio ambiente) y tienen como característica principal ser sin fines de lucro.

Además de que se deben realizar trámites de registro ante notario y en la Secretaría de Relaciones Exteriores (que corrobora el tema de la inversión, el capital, si es extranjero o no, etcétera).

Ambas organizaciones, contactadas por este diario, tienen como característica principal no aceptar dinero proveniente de fondos gubernamentales y se mantienen por medio de donaciones, lo cual, según Daly, los hace independientes.

Daly precisó que uno de los principales obstáculos para que organizaciones como HRW realicen su trabajo son los gobiernos, pero también señaló que son éstos “los socios más importantes, porque tienen el poder de apoyarlos o violarlos”. Aunque también pueden ser las empresas, los grupos armados y la opinión pública.

Por otro lado, Colín explicó que tratar de incidir en el poder legislativo mexicano es una situación complicada, ya que se encuentra totalmente desconectado de las necesidades ambientales y que “sólo se enfoca en reflejar los intereses de las industrias” y dejando de lado los reclamos sociales.

Pero no todo está perdido, ya que cada vez más personas se habitúan a la cultura de la donación y a apoyar las causas de distintas ONG, destacó.

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