Gobiernos usan a Unión Europea para culparla de todo
Los Estados que integran el bloque utilizan esa alianza para justificar la imposición de medidas impopulares, ya sea en los países con economías sanas o en crisis
MADRID, 16 de febrero.– Son las tareas impuestas desde la Unión Europea (UE). Ésa ha sido la media verdad para explicar a la ciudadanía la aplicación de medidas impopulares, las mismas que hoy crean tensiones en Europa, según diversos expertos.
De acuerdo con el catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco Aldecoa, culpar a la UE es una media verdad pues si bien “impuso unos requisitos rígidos, los denominados criterios de convergencia; también los gobiernos nacionales han tenido cierta capacidad para aplicarlos a su manera”.
El señalar a la UE como culpable de las políticas impopulares también es una media verdad, pues “no es un poder ejecutivo único, encarnado por un gobierno y con una persona capaz de tomar decisiones”, como ya reflexionó la catedrática Araceli Mangas en el artículo, Europa como excusa publicado en el diario español El Mundo.
Así, la relación entre UE y medidas impopulares (de austeridad en estos días) es algo “justificado hasta cierto punto”, pues son “los estados, a través de la UE, los que autoimponen restricciones de déficit y deuda pública”, indica el profesor de Ciencias Políticas e investigador sobre la UE de la Universidad Autónoma de Madrid, Ignacio Molina.
Algo que “no significa necesariamente menos ingresos ni, sobre todo, menos gasto público como demuestra el generoso Estado del bienestar que disfrutan muchos Estados miembros”, añade el investigador. Sin embargo, Molina asegura que en las zonas más avanzadas del subcontinente, como “los países escandinavos u Holanda”, también se ha utilizado a la UE como palanca para introducir reformas impopulares.
Es decir, invocar a Europa como causante de las medidas impopulares no se ciñe exclusivamente a los países más afectados por la crisis.
Tampoco se hace sólo en leyes como la de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera española, donde se habla de la necesidad de “un fuerte ajuste que permita recuperar la senda hacia el equilibrio presupuestario y cumplir los compromisos de España con la Unión Europea”, y se menciona a Europa en casi medio centenar de veces.
Ni se limita a estos últimos años de crisis, donde la situación llevó a una mayor desafección como reconoce Aldecoa; pues, de acuerdo con el repaso en los primeros 15 años de historia de España y Portugal en la UE del investigador de la Universidad de Suffolk, Sebastián Royo, el proyecto común ya era una “excusa creíble” para aplicar medidas impopulares como “reducción de subsidios” o “privatizaciones”.
Protección europea
Molina refiere al investigador Christopher Bickerton de la Universidad de Cambridge para hablar de la protección que llega a suponer el proyecto europeo. De acuerdo con la cita, “los gobiernos nacionales buscan protegerse de sus propias sociedades a través de reglas y normas creadas por ellos mismos en el complejo sistema de toma de decisiones de la UE”, el cual parece “externo y remoto a los ciudadanos”.
Es en esta medida donde se puede encontrar una causa a la progresiva desconfianza de la ciudadanía europea y al auge de los populismos en Europa, según diversos expertos. En concreto, el catedrático Molina ve que se transmite el mensaje de “que importa poco votar a socialdemócratas o conservadores en las elecciones nacionales pues las reglas condicionan completamente la gobernanza nacional”.
Así, de acuerdo con el investigador, la división política básica entre izquierda y derecha se va erosionando y progresivamente aparece una nueva confrontación entre opciones populistas (que crecen gracias a la frustración) y las opciones integradas en el sistema (que defienden la tecnocracia y el apoyo de la UE).
La existencia de populismo nacional es una realidad en la UE desde sus inicios. Los discursos antieuropeistas desde la izquierda y la derecha están recogidos en múltiples investigaciones.
Sin embargo, fue en estos años de crisis cuando se mostró la fuerza que la crisis dio a estos partidos. Por ejemplo, en 2012, un discurso del euroescéptico británico Nigel Farage, donde pedía el despido de las “villanas” autoridades europeas, fue elevado a la categoría de “verdad” y visualizado y compartido por cientos de miles de usuarios de las redes sociales.
Romper la protección
Esta situación podría ser reversible; Aldecoa insiste en que el proyecto europeo es el proyecto más solidario de la historia, y confía en que las nuevas medidas, como el plan de inversión para Europa de 300 mil millones de euros, en las medidas para democratizar la Unión Europea ayuden a mejorar la percepción de Europa y en la capacidad de llegar a acuerdos para “que Europa siga un modelo de crecimiento basado en la búsqueda de la igualdad”.
Aldecoa referencia la mejora en la percepción del proyecto por parte de los europeos para fundamentar su argumento. Así lo aseguran las conclusiones del último Eurobarómetro, estadísticas de la Comisión Europea, donde se afirma que, “por primera vez desde la primavera de 2011 la mayoría de los europeos tienen una visión positiva del proyecto”, desde esa fecha la neutralidad era el sentir mayoritario.
El catedrático también asegura que esta tendencia positiva, que muestran las encuestas europeas, no se emula aún a las que ilustran cómo ciudadanos, como los españoles, ven a sus instituciones.
Sin embargo, los esfuerzos desde las instituciones europeas para romper la protección podrían acabar convertidos en otra media verdad si, como dijo Araceli Mangas en su artículo, hay países miembros que ponen a “Europa como excusa para no ver nuestros problemas y no atajarlos”.
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