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Expresiones

Cimbró la muerte de Ibargüengoitia, 30 aniversario luctuoso

Excélsior publicó el 28 de noviembre de 1983 sobre el accidente aéreo que le quitó la vida al escritor y a otros intelectuales

Virginia Bautista | 27-11-2013

CIUDAD DE MÉXICO, 27 de noviembre.- El accidente aéreo ocurrido en Madrid, un día como hoy pero de hace 30 años, en el que perdió la vida el escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia (1928-1983), entre otros intelectuales de América Latina, atrajo la atención del mundo entero y cimbró a la comunidad artística de habla hispana.

Tras el inesperado desplome del Boeing 747 de Avianca, cuando casi aterrizaba en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, en el que murieron 186 personas y hubo sólo cuatro sobrevivientes, enviaron sus condolencias los entonces presidentes de Francia, Francois Mitterrand, y de España, Felipe González, los Reyes de España Juan Carlos de Borbón y Sofía y el Papa Juan Pablo II, quienes manifestaron su “consternación en estos tristes momentos”.

Excélsior, periódico en el que Ibargüengoitia colaboró desde diciembre de 1968 hasta 1976, llevó la noticia en su primera plana del 28 de noviembre de 1983, en el ángulo superior izquierdo, y desplegó una nutrida cobertura sobre el deceso del novelista, cuentista y dramaturgo que radicaba en París dos días más, el 29 y 30 de noviembre de ese año.

Murió Jorge Ibargüengoitia, rezaba la nota que detallaba que, además del autor de Los pasos de López, fenecieron ese día el poeta peruano Manuel Scorza, los uruguayos Ernesto Sabater y Ángel Rama y la argentina-colombiana Marta Traba, quienes iban a Colombia al primer Encuentro Cultural Hispanoamericano.

Otra nota que El Periódico de la Vida Nacional publicó ese lunes 28 de noviembre en páginas interiores recogió los testimonios de sobrevivientes como la venezolana Carmen Nova, quien narró cómo el avión se llenó de humo, un muchacho rompió la ventana y ella salió tras él; y el francés Patrick Meyer, quien contó cómo voló por el aire, se desmayó y despertó ya en el piso, aún encontró vivos a su mujer y a su hijo y los alcanzó a sacar de los escombros antes de que el avión explotara.

El corresponsal de Excélsior en Madrid, Agustín Salmón, entrevistó en el aeropuerto al poeta y ensayista español Luis Rosales Camacho (1910-1992), Premio Cervantes 1982, quien abordaría ese avión en la capital española rumbo a Bogotá, que le explicó cómo se enteraron del accidente hasta las cuatro de la madrugada, pues sólo les decían que el vuelo tenía un retraso.

El texto Consternación en el ámbito intelectual por el fallecimiento de Jorge Ibargüengoitia, firmado por Eduardo Camacho S., reúne las opiniones de creadores de la talla de Emilio Carballido, Fernando Curiel, Sergio Fernández, Juan de la Cabada y Renato Leduc, entre otros.

“Su muerte es una desgracia inmensa para nuestro idioma, país y continente. Jorge era de mis más íntimos compañeros, muy cercano, y además un hombre de teatro muy importante, que nunca fue apreciado, aunque sí como novelista… Es una noticia que enluta a toda América”, expresó Carballido.

El 29 de noviembre apareció el artículo “Humorismo, don de Ibargüengoitia”, escrito por Martha Anaya, en el que cita al escritor Ricardo Garibay diciendo que el autor de “Estas ruinas que ves” tenía “un don muy raro: el sentido del humor. Lograba sacar aun del drama más abyecto el regocijo, o la sonrisa desdeñosa de la mayor solemnidad”. Y agregó: “Era gordo, alto, agresivo: un poco había en él cierta enemistad con el mundo, que él convertía en risa”.

El pintor José Luis Cuevas evocó en la misma nota otro viaje en avión, “muy accidentado”, que realizó él con Ibargüengoitia, Juan Rulfo y Carlos Fuentes; y el escultor dijo en ese entonces “este avión trae tanta gente importante que no se puede caer”.

Y Carmen Gaitán, entonces directora literaria de editorial Océano, que había publicado Los pasos de López, narró que en mayo de 1983 Ibargüengoitia realizó su último viaje a México. “Platicamos cómo él lograba transformar a los personajes históricos en seres humanos y dijo ‘yo podría ser un personaje histórico… y bebo, y fumo y como. Por qué no habría de hacer lo mismo con los hombres de la historia?”.

La evocación de la genialidad de Ibargüengoitia siguió inspirando notas y páginas en Excélsior durante todo diciembre.

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