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Cumple cien años la tragedia de Tacubaya

Una góndola sin frenos de los trenes eléctricos cargada de explosivos, causó una hecatombe

Arturo Páramo | 18-08-2013

La zona del desastre fue visitada por el entonces presidente, Victoriano Huerta

CIUDAD DE MÉXICO, 19 de agosto.- Una explosión de fuerza no vista antes en el Valle de México hizo trizas el tranquilo amanecer del 19 de agosto de hace un siglo en la ciudad de Tacubaya.

El grabador y periodista José Guadalupe Posada plasmó en una de sus creaciones, que ahora son objeto de colección, la tragedia que se vivió en esa localidad  que entonces estaba lejos de la ciudad y al que se debía llegar en tranvía.

A las siete y quince minutos de la mañana del día 19 de agosto de 1913 una góndola de los tranvías eléctricos, cargada con pólvora hizo explosión al salir de la ciudad de Tacubaya con rumbo a Santa Fe”.

La ciudad de México de 1913 terminaba en las nacientes colonias Cuauhtémoc y Roma. Posteriormente había que cruzar varios campos hasta llegar a Tacubaya.

400 víctimas fue el saldo de la tragedia que plasmaría José Guadalupe Posadas en uno de sus grabados

En su grabado “Terrible explosión en Tacubaya D.F.” Posada señaló que el estallido causó  “más de 400 víctimas entre muertos y heridos”.

La tragedia, describió Posadas, fue una sucesión de hechos desafortunados.

La góndola del departamento de tranvías iba cargada con “una fuerte cantidad de dinamita, siete toneladas de pólvora negra y otra cantidad bastante respetable de algodón pólvora”.

Al salir de Tacubaya hacia Santa Fe, “el motorista sintió que los frenos de aire no funcionaban bien y entonces dejó agarrotada con dichos frenos la góndola en una pendiente con declive y hecho esto se dirigió hacia el centro de la Ciudad de los mártires con el objeto de pedir al depósito de tranvías de Indianilla otra góndola pues según el dicho del motorista, Guillermo Prieto, no se atrevió a seguir el camino hacia Santa Fe llevando los frenos descompuestos”.

El error del maquinista fue dejar el carro con depósitos en una subida, pues “mientras él bajó a Cartagena (…) los frenos se soltaron y la góndola comenzó a descender con rumbo a Tacubaya siguiendo la pendiente, primero lentamente, pero a medida que fue avanzando aumentaba su velocidad hasta llegar frente al “Rastro” de dicha ciudad con vertiginosa celeridad donde al entrar en un cambio se “cuatrapeó” y se volcó, en cuyo momento se produjo la explosión que llena de luto y dolor la histórica “Tacubaya de los mártires”.

Las escenas descritas por Posada en su grabado señalan que la explosión fue sentida a 10 kilómetros de distancia, en los pueblos de Coyoacán, San Ángel, Mixcoac, e incluso en el Castillo de Chapultepec, donde se ubicaba el Colegio Militar, los vidrios fueron destrozados por la onda expansiva.

En Tacubaya, prácticamente no quedó un vidrio a salvo, y las puertas de las casas y comercios fueron arrancadas de sus marcos. 

En el mercado de San Juan de Tacubaya cayeron por el suelo todas las mercancías que estaban almacenadas en los estantes y las vendimieras salían despavoridas y completamente aterrorizadas. La tienda del portal de Cartagena sufrió perjuicios de consideración, pues los frascos de cristal y todo el botellaje cayó al suelo haciéndose pedazos”.

De acuerdo con la versión de Posadas, tras el estallido, la zona del desastre “en un radio de más de trecientos metros en las calles de Torres Torija, Portal de Cartagena, calles de Juárez, etc”, fue donde la explosión dejó más destrozos, incluso derrumbó varias casas.

“El gobierno mandará construir de su propio peculio las sesenta y dos casas destruidas por la explosión y recojerá a los huérfanos que han quedado para impartirles alimentos y educación”, explicó el artista plástico en su reporte de la tragedia.

La zona del desastre fue visitada por el entonces presidente, Victoriano Huerta.

En un corrido escrito en el reverso del grabado, Posada explicó que “en los escombros habidos, cincuenta muertos sacaron, y un número grande de heridos, que en los huecos encontraron”.

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