Muestra

Básicamente el gran problema es el exceso de jugadores extranjeros de medio pelo que siguen y siguen llegando.

Por lo general, el desarrollo de talentos en el balompié mexicano se convierte en una misión imposible, y es que para los jovencitos emanados de las distintas canteras de los equipos de la Liga BBVA MX, el camino para llegar al equipo grande de su respectiva institución, y más adelante, en caso de llegar, ser un titular, es casi un milagro.

Básicamente, el gran problema es el exceso de jugadores extranjeros de medio pelo que siguen y siguen llegando, con contratos importantes, y en muchos de los casos, con compromi$o$ con sus respectivos entrenadores y directivos, que en la mayoría de los casos están dentro del negocio de importación, y una vez cobrada su comisión, a todas luces ilícita, tienen que apoyar a dichos extranjeros.

Esa situación ha postrado a muchos jóvenes talentos nacionales, que sencillamente no parecen tener cabida en el futbol nacional, tan lleno de intereses y malos manejos. Para muestra de lo anterior, sencillamente es inaudito que un jugador como Guillermo Martínez Ayala, El Memote, un fornido y alto jugador nacido en Celaya, Guanajuato, ante las nulas oportunidades tuvo que recorrer un verdadero viacrucis para poder establecerse como un titular en la liga grande del futbol de nuestro país.

En muy pocas ocasiones observamos a un delantero de un metro y 90 centímetros de estatura, con muy buen remate de cabeza, con buen disparo, con mucha garra, siempre es un dolor de cabeza para las defensas rivales.

Sólo con mucha tenacidad se puede lograr lo que El Memote,, a sus, ahora, 29 años. Se formó en el Pachuca, de ahí pasó a las divisiones inferiores, primero en los Lobos BUAP, de ahí pasó al Coras, siempre luciendo, anotando goles, y eso llamó la atención de las Chivas, que pronto lo dejaron en libertad para pasar a los Mineros de Zacatecas, donde brilló también como goleador. Finalmente, el Puebla lo convoca a la liga grande, y nuevamente luce con goles y buenas actuaciones, a pesar del tiempo perdido en la liga inferior.

A partir del 2023 milita en los Pumas, donde ha recibido, también con cuentagotas, la titularidad. Nada menos el pasado jueves, en el partido ante el Cavalry canadiense, estaba en la banca, y de ahí salió para darle a su equipo, con dos goles, uno de cabeza y otro con un buen disparo, el boleto a los octavos de final de la Concacaf Champions Cup.

Uno más de los innumerables casos de injusticia para un jugador nacional, que, si hubiese llegado de Sudamérica o de España, llevaría años como titular en la primera liga de México.

Cuestión de malinchismo y corrupción.

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