Desde el Masters 2025 (I)

Las apuestas sentimentales están puestas en el norirlandés Rory McIlroy.

Siempre resulta una inmensa alegría llegar hasta la catedral del golf, que es el Augusta National Golf Club, el recinto que el inmenso Bobby Jones ideó al iniciar los años treinta para, ahí, realizar el mejor torneo del golf del planeta.

Jones, un golfista excepcional, de una familia de alcurnia de Atlanta, Georgia, que se impuso en los majors de su tiempo en las categorías amateur y open, decidió retirarse sin hacerse profesional, pues lo consideraba un pasatiempo y no una profesión. Jones buscó un terreno ideal para ahí construir el campo que hoy recibe, año, tras año, al único de los cuatro majors de la actualidad de manera permanente, los demás, el Open británico, el US Open y el PGA Championship, cada año mudan de sede.

De la mano del diseñador británico Alister MacKenzie, Jones generó el campo más famoso del mundo en la actualidad, pues lo han consolidado los socios del Augusta National Golf Club como el torneo más relevante del mundo del golf, esos que se visten de saco verde y que han encumbrado al gran club de golf y al mejor torneo del planeta.

Las apuestas sentimentales están puestas en el norirlandés Rory McIlroy, que ha ganado los otros tres majors y no ha podido triunfar en el de mayor trascendencia en la actualidad, el Masters. Rory, que ha ganado más que ningún otro de los jugadores activos, tiene un currículo imponente, pero tiene la asignatura pendiente del Masters, situación que, año tras año, le ha presionado de manera importante.

Rory ha ganado más de cincuenta torneos profesionales, veintiocho de ellos en el PGA Tour, dieciocho en el Tour Europeo, cuatro de ellos torneos denominados major, dos veces el PGA Championship, una ocasión en US Open y una ocasión el Open británico.

Está muy cerca de unirse a los inmortales que han logrado imponerse en los cuatro grandes, son históricos. Gene Sarazen, Ben Hogan, Gary Player, Jack Nicklaus y Tiger Woods están en el Olimpo de los dioses del golf. Rory McIlroy y su maravilloso talento aspira a unirse a esos genios del deporte de los bastones.

Ya tendré el gusto de comentarles, desde el lugar de los hechos, a donde llegué este día, lo que aquí acontece. El contingente mexicano no será tan importante como en otras ocasiones en las que jugaron los hermanos tapatíos Ortiz, Carlos y Álvaro, el reynosense Abraham Ancer o el de Ocotlán, Jalisco, Santiago de la Fuente, situación que generó una gran cantidad de paisanos en este templo sagrado del golf.

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