Gran final

Para nadie resultó una sorpresa que Pachuca haya sido un equipo contundente capaz de aprovechar en buena medida lo que genera ofensivamente. Tampoco debe sorprendernos que León siga experimentando tantas fallas frente al marco, sin embargo sí causó extrañeza la ...

Para nadie resultó una sorpresa que Pachuca  haya sido un equipo contundente capaz de aprovechar en buena medida lo que genera ofensivamente. Tampoco debe sorprendernos que León siga experimentando tantas fallas frente al marco, sin embargo sí causó extrañeza la bipolaridad mostrada en el partido: feroz y dominante en la primera parte, manso y extraviado en la segunda. No sólo por la pérdida de control de balón y muy poca posesión, sino por la ligereza en su equilibrio emocional. Ver al equipo León tirando patadas y cachetadas no es normal.

La final sigue abierta, a nadie le cabe duda, León es un equipo capaz que tiene como gran facultad jugar de local y visitante con el mismo esquema y la misma intensidad, sin embargo pocas veces tiene enfrente un cuadro respondón que no requiere tanto de la tenencia de la pelota al poseer la velocidad de Enner Valencia, a quien pareciera que la pelota lo busca sin hacer mucho por ella. Le distinguen velocidad pura y astucia. Sabe cómo, cuando y por donde moverse; tiene tal explosividad que milésimas de segundo le toman para sacar ventaja de sus defensores sin importar si hablamos de pelota detenida o en movimiento.

León no traicionará su manera de jugar, sin embargo hoy más que nunca deberá ajustar la coordinación para estar bien escalonados cuando el de enfrente tenga posibilidades ofensivas.

Pachuca sigue confirmando que está en vías de crecimiento con un equipo joven que chupa como esponja lo mucho que Enrique Meza tiene que ofrecer. Y resulta contrario al estilo de este entrenador que por años nos ha mostrado que una de sus muchas cualidades es hacer rotar la pelota con gran facilidad. Este equipo lo hace por momentos, pero no le es indispensable para poder generar daño en el arco rival. Tiene tanta velocidad por los extremos que un pelotazo bien dirigido puede bastar para sentenciar el campeonato.

Queda mucho de la gran final, que hoy como pocas veces es eso: gran final.

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