¡Aarit Kapil, de 9 años, en la lámpara de Aladino!

El filo del presente es el mismo que ha inundado de asombro al hombre en todos los tiempos, desde la primigenia mirada al sol en el amanecer y atardecer, de las estrellas, los ríos, las aves, el mar, las flores, el fuego, la rueda, el ciclo de las estaciones... Este instante del presente es el más asombroso que vivimos, igual que hace dos o tres millones de años cuando la conciencia nos permitió descubrir, observar y examinar el entorno.

Con la sorpresa se formula la pregunta ¿Cómo es posible? Sí, ¡cómo es posible que un niño de apenas nueve años de nombre Aarit Kapil, de India, y que aprendió el juego hace cuatro años, pueda llevar a Magnus Carlsen contra las cuerdas en una partida de blitz y esté a punto de derrotarlo?

Es candidato a maestro (CM), su fuerza es de 2,078 puntos Elo, pero su nivel de juego en el blitz en partidas de 3 minutos con un segundo de añadido es una flecha incandescente disparada al sol: 2,765. Si, ¡2,765!, como para caerse de espaldas en el Sahara y golpearse en el Ártico. Lo podríamos condensar en una palabra: genio. Pero no es suficiente.

Un genio, sí, en una región donde existen otros genios que brotan de la lámpara de Aladino. Y cuya misión es enfrentarse entre ellos mismos. Aparece con el ¿cómo es posible?, en la compañía del asombro, una sucesión de preguntas. Cómo desarrolló la destreza y concepción estratégica y táctica del juego en tan corto tiempo. Qué libros leyó, quién lo orienta, cuántas horas dedica a la práctica del ajedrez.

Carlsen lanzó una ofensiva en flanco de rey. Aarit Kapil la resistió. Percibió una imprecisión del noruego y organizó el contraataque, ganó calidad y, tras el intercambio de las damas, creó dos peones libres centrales que le concedían la victoria en un final de T, C y A contra dos torres del prodigio indio en lucha además de tres peones blanco contra cinco negros. En el blitz se cometen errores.

La partida no está exenta de ellos. Al final, Aarit se equivoca y Carlsen, por su enorme espíritu de lucha, conocimientos y experiencia, empata el juego con tintas dramáticas. Al reproducir la partida se deben separar las imprecisiones y errores, del conjunto de la lucha, inevitables en el blitz, y pulsar cómo la fuerza de 2,837 puntos Elo de Carlsen, se evaporan y es repelida ante la energía tsunámica de los 2,078 del nuevo prodigio indio.

Viswanathan Anand como faro de luz y nervio motor creador de un entorno extraordinario, en India. Un pueblo místico con enorme capacidad de emulación (no de simulación). Los maestros, torneos y organización de alto nivel.

El placer de disfrutar por ejercitarse diario con la intensidad del primer día cuando la chispa del ajedrez prendió el amor sumado al espíritu por descubrir y progresar como le ocurre al escritor, al poeta, al artista, al científico, la alegría de realizar una actividad no como trabajo, sino como sentido de vida en el tránsito efímero. El tiempo de una vida es insuficiente para alcanzar el otro lado de la orilla, como lo expresa con sabiduría el director de orquesta italiano Riccardo Muti.

Nadie puede vaticinar que el niño genio llegue a la otra orilla y se convierta en campeón mundial.

Para la gran mayoría, en cualquier actividad, el entorno juega un papel esencial, en la aspiración de alcanzar la cumbre. Pero para el genio ese concepto no es absoluto. La presencia de Aarit Kapil asombra y contrasta su clase y meteórica rapidez, con la de miles de millones de personas que destinan ingentes esfuerzos por elevar su nivel de juego con decenas de años en el estudio de libros y de participar en competencia. En esto último cuentan en el desarrollo de una cultura regional general, las condiciones políticas, económicas, sociales.

Sólo un prietito, para no desviarnos del tema, de los tantos que hay en el arroz mexicano: cuánto daño hacen los políticos del país en abrir camino irresponsablemente -por ignorancia, codicia, engaño, complicidada los impreparados, a incompetentes sin estudios, a ocupar puestos de ministros y jueces. Fabrican una atmósfera de mediocridad y retroceso que se transfiere a la sociedad más débil y vulnerable; con repercusión para todos; al deporte...

La Solución. El lance clave es: 1.Rh3!! Th8+ 2.Th7 Txh7+ (2...Tc8 3.Tbc7++) 3.Txh7++. Existe el impulso de proteger al rey y jugar Th7??. Pero las negras rompen el enunciado con la captura inmediata del Ac6 con la torre. El movimiento original 1. Rh3 crea un zugzwang, vocablo alemán que significa obligar al adversario a mover y perder. Con el rey ahogado la torre esta obligada a mover en la octava fila o bien a capturar. Cualquier movimiento activa la batería formada por Ac6 y Tb7.