Alejandro Aguerrebere

Alejandro Aguerrebere
Súper beis

Así no, Toñito

22 de Febrero de 2024

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Puede decirse que se malinterpretó, si fue un mal momento o si su intención era otra… o todo junto, ya no se sabe.

Lo cierto es el logro de Anthony Rendon: encontró un repudio prácticamente generalizado para sus declaraciones.

El nativo de Houston fue campeón (2019) con los Nacionales de Washington en una Serie Mundial, precisamente contra los Astros de su ciudad natal, en uno de los resultados más inexplicables en la historia reciente si dejamos de lado el aspecto de cómo pesaron las acusaciones de espionaje.

De hecho, se hablaba de los espaciales como candidatos fuertes para tener al exitoso muchacho local —Rendon— de regreso en el terruño, para meterle poder a un cuadro ya de antemano poderoso.

Transcurría el offseason y de repente los Angelinos de Los Ángeles Anaheim, ese equipo habituado a hacer contrataciones caras y sin impacto en campeonatos, le ofrecieron tal millonada a Anthony Rendon como para que éste no pudiera rechazar la idea.

No se trata de una crítica así nada más: no puedes decir que tienes otras prioridades (aunque sean la familia y la fe) cuando tienes un contrato por 245 millones de dólares y siete temporadas, y al cual has aportado desde 2020 tan poco como para jugar un total de un poco más de los 162 juegos, bateando míseros 22 cuadrangulares y empujando pírricas 111 carreras.

Si Rendon afirmó que el beisbol es simplemente su chamba, su trabajo, ok, son sus pensamientos, aunque lo más grave viene con algunas justificaciones de algunas voces del medio con aquello de “pues sí, el señor sólo cuida su trabajo”.

Ya se le fue encima el exlanzador Jonathan Papelbon con testimoniales al decir que coincidieron en un equipo y él sabía de su actitud… otras declaraciones no lo bajan de egoísta (con otros calificativos peores) y se acumulan los rechazos.

Lo siguiente para Rendon no será nada sencillo, peor si ya tuvo un altercado con un aficionado y posterior suspensión, pues presentarse en cada estadio será una invitación al fuerte abucheo, desde un público (local o ajeno) el cual paga su boleto con el sudor de su frente y vaya que no son baratitos los accesos en un país como Estados Unidos, donde la reventa es más que tolerada.

Por mucha representación de Boras Corporation, lo que le viene a este infielder puede ser en la voz no sólo del público, de los mismos compañeros, quienes mostrarán una actitud altamente reprobatoria. Esto nos habla también de cómo un contrato megamillonario no implica mayor compromiso y… quizá nadie hable tanto de eso, pero también ¡ojo! a la salud mental de los peloteros.

Quizá la sinceridad —devenida en imprudencia— de Rendon abra la puerta a variadas reflexiones para un beisbol con demasiado DINERO.

 

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