Cumple 40 años el escudo de los Pumas de la UNAM

Catalogado por el diario inglés The Guardian como uno de los más “extraños y maravillosos del mundo”, el emblema cumple hoy cuatro décadas como la insignia del deporte auriazul

CIUDAD DE MÉXICO, 20 de abril.- Elegido de entre 16 trabajos, y luego de hacer más 800 bocetos, Manuel Andrade, conocido entre la afición de Pumas como El Pajarito, creó, hace 40 años, el escudo del equipo auriazul que hoy se ve plasmado en cada playera, banderín y pin que adquieren y portan los seguidores del club de futbol y universitarios de la máxima casa de estudios.

En total hice unos 800 bocetos. Lo sé bien porque recuerdo que Picasso, para el cuadro Las señoritas de Avignon, trazó previamente la misma cantidad de diseños, y dije: ‘Mira, nos parecemos en esto’, valga la altura de ese hombre que fue el más grande pintor de todos los siglos”, dice El pajarito en entrevista.

El 20 de abril de 1974 el rector Guillermo Soberón oficializó el escudo en el Auditorio de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Lo digo sin soberbia: yo era la única persona indicada (para hacer el logo)”, señala El Pajarito,  pues asegura que ya lo conocían por sus diseños. En ese entonces trabajaba en la Escuela de Diseño y Artesanía, donde era profesor.

Recuerda que con motivo de la renovación de la Dirección General de Actividades Deportivas y Recreativas le solicitaron el trabajo.

“Quería hacer algo nuevo. Compré todo lo que había antes para inspirarme: un pin, una banderita, un parche, una calcomanía, un banderín. Eran trabajos escolares en azul y oro, junto con la mascota. A partir de eso fue más fácil todo, hasta que encontré unas líneas del puma que me gustaron y supe que lo había encontrado”, dice con un tono apasionado, como si fuera la primera vez que lo descubriera.

Bajo los rayos de sol, afuera del Estadio Olímpico Universitario, vestido con pantalón y camisa de mezclilla, mostrando un bigote casi blanco y una calva que delata sus 69 años de edad, El pajarito cuenta que le dieron total libertad, en tiempo y forma, para hacer el escudo azul y oro que hoy portan los atletas de la UNAM, pero le bastó sólo un mes para diseñarlo y dos y medio más para detallarlo.

El goya se escucha en varias direcciones, al tiempo que El Pajarito saluda con gestos amigables a la afición que lo reconoce. Se diría que El Pajarito es un personaje clave en la vida de la UNAM.

“Es una emoción permanente”, dice sobre el hecho de ver su logo por todas partes; “hay cosas etéreas, pero el escudo es como la roca que estamos pisando, es muy fuerte”.

Amable, este personaje al que han arropado como si se tratara del ser más querido de la familia Puma, plasma en el puño de los aficionados que se acercan a él unas líneas sencillas que recuerdan al felino que distingue al club de futbol de la Universidad.

“Es para la comunidad estudiantil. Representa a la universidad, es un incentivo para los alumnos que compiten en campeonatos internacionales”, menciona con orgullo sobre el escudo que lleva su diseño, ese que el diario inglés The Guardian consideró como uno de los “más extraños y maravillosos del mundo” debido a la armonía de su estética, y que hoy cumple 40 años de existencia.

 

Como Quijote sin Sancho

 

María, madre de familia aficionada a los Pumas, dice en tono molesto que la Universidad no ha valorado el trabajo de El pajarito. “No le dan nada. Vive ahí, en un cuartito”.

Señala María que El Pajarito Andrade no recibe ningún tipo de regalía por el escudo que diseñó. El Pajarito menciona que personal de la UNAM registró los derechos del escudo hace 40 años, y aun cuando ha solicitado la papelería correspondiente, “nunca tuvieron la delicadeza de contestar”.

“No he sentido que haya apoyo de parte de la Universidad. Me va mal porque no hemos podido platicar. Me siento como el Quijote sin Sancho. Soy un caballero, porque lucho solo”, añade Andrade.

Aunque su situación económica no parece ser lo que él y muchos de sus amigos desearían, El pajarito muestra un carácter entusiasta. Para nada se siente decaído.

“Soy hombre de fe y tengo paciencia como de Samurai. Van a pasar generaciones y generaciones y yo voy a estar firme esperando una propuesta, una respuesta o un diálogo”, responde.

“Imagínate, ya me hubiera suicidado 50 veces (por esta situación), pero soy fuerte de espíritu. Sólo adquirí una psoriasis porque me reprimo, pero como la piel es el órgano que cubre todo el cuerpo me ha protegido el corazón”, refiere ante la situación de su logotipo frente a las autoridades de la UNAM.

Con dos carreras sobre los hombros, Derecho e Historia del Arte, El Pajarito  lleva años acudiendo al Estadio de Ciudad Universitaria cada quince días a ver los partidos de su equipo, o simplemente a visitar a la familia Puma, esa que se pinta sobre el rostro el escudo azul y oro que él creó.

Actualmente sigue dibujando y pintando. “Vivo mal de eso, pero espero juntar una alcancía chiquita e incrementar el material para hacer más cosas. Tengo muchos proyectos”, indica. Y María comenta, en tono bajito: “Debe hacer algo más. Todo se le ha ido en alcohol”.

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