Gatell vs. Gatell

Porque sí, aunque cueste trabajo creerlo a estas alturas, López-Gatell ha tomado decisiones trascendentes, de esas que marcan un cambio en las políticas de salud, pero de las que nadie se acordará en el futuro si sigue boicoteándose a sí mismo.

A ver, tranquilos, me explico. López-Gatell fue pieza clave para que avanzara el etiquetado en bebidas azucaradas y alimentos procesados. Se trata de una medida que va a favorecer la salud de los mexicanos, a la que se habían opuesto en el pasado desde el sector empresarial, con el apoyo de las autoridades sanitarias, panistas y priistas. También fue pieza clave para frenar el avance de las tabacaleras y para impedir la introducción de los cigarrillos electrónicos, mejor conocidos como vapeadores, que son la nueva apuesta de la industria que busca dejar los cigarros de tabaco. En otras palabras, frenó a dos industrias clave vinculadas con productos que están relacionados con las principales causas de mortandad de los mexicanos: la obesidad y el cáncer. 

Pero justo cuando lo logró, se boicoteó a sí mismo. Se subió al tabique de la fama, al apapacho presidencial, y dejó de lado al médico, al científico, para convertirse en el funcionario déspota, complaciente y que acomoda la realidad al gusto del Presidente, aun en contra de toda lógica, lo que le da armas a los sectores de poder que afectó para que debiliten las reformas que impulsó y que ahora están a la deriva.

Subido en el tren de la soberbia, enorgullecido del cobijo presidencial, aún por encima de su mentor, de su jefe, Jorge Alcocer Varela, a quien mandó a un inoperante segundo plano, López-Gatell no ha dejado de hacer otra cosa que aislarse y sumar enemigos dentro y fuera. Los de afuera, los de la oposición, eran de esperarse. Los de casa, esos se los ha ganado a pulso. No tiene aliados. Ningún gobernador, ningún legislador, ningún secretario de Estado. Nadie en la 4T ni en el equipo de salud. Al menos sólo de dientes para afuera.

El titular del IMSS, Zoé Robledo, cada que puede le hace el vacío. Juega por su lado. Lo mismo el titular del Insabi (antes Seguro Popular), Juan Antonio Ferrer, quien aprovecha los desatinos y el rato de fama del subsecretario para quedar fuera de los reflectores negativos que tenía al inicio del 2020, a fin de construir en corto el futuro sistema de salud del país para cuando pase la pandemia.

Qué decir de Marcelo Ebrard, quien le ha ganado a las vencidas en el tema de las vacunas. O de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien tuvo que impulsar medidas opuestas a las recomendadas por Gatell, desde el cubrebocas, las pruebas masivas, hasta el quedarse en casa. Cómo andarán las cosas que a Marcelo y a Claudia sólo los une su animadversión contra Gatell, por sus desatinos.

En fin, de su último tropiezo vacacional podrá decir de todo, pero ninguno de los médicos, enfermeras ni aliados de la 4T se merecen la poca… sensibilidad, empatía y solidaridad que les tiene el propio López-Gatell, y que nadie en su sano juicio podría defender.

Y si no lo cree sólo es cosa de darse una vuelta por el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias en donde, incluso, las medicinas salen más baratas, por mucho, afuera que en la farmacia de este hospital de excelencia que es bandera en la lucha contra covid-19.