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4T: dislocación del orden político, social y económico

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

Fue hace tres años cuando, por más de 30 millones de votos, en un hecho realmente inédito a nivel mundial, el movimiento social encabezado por nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, dio cuenta del inicio de la Cuarta Transformación. No como un trabajo gubernamental, mucho menos sexenal. Sino como un proyecto de nación transexenal.

La Cuarta Transformación logró establecerse a nivel nacional con la figura institucional del Presidente de la República, pero esto no es suficiente, la elección del próximo 6 de junio es la oportunidad para consolidar de manera estatal y municipal el arraigo del obradorismo identificado de manera regional con los liderazgos de personajes que tendrán la encomienda de armonizar las políticas públicas que han comenzado hace casi tres años en el gobierno federal, de igual forma lo harán los nuevos alcaldes que forman parte de la Cuarta Transformación del país, los diputados federales y locales, sin duda, son un elemento primordial para continuar con la reestructuración del marco jurídico que modificaron en el pasado en un acto de entreguismo y traición a la patria por parte de los conservadores plenamente identificados ahora en sociedad política como PRIAN.

Los representantes estatales de la 4T, encabezados por los candidatos a las gubernaturas, han emulado movimientos sociales propios, ya que ahora sí es el pueblo quien está eligiendo al candidato privilegiando a su persona por encima de la marca partidista que, sin duda, sigue teniendo peso, pero lo tienen mucho más los méritos y la trayectoria de dicha persona y, por supuesto, el cariño e identidad del electorado de cada entidad federativa hacia éste.

Sin duda, se trata de una dislocación del orden político, social y económico del país, por lo que hace al mal diseño legislativo y al pésimo ejercicio de gobierno que construyeron en su favor los apátridas que gobernaron durante 36 años a México, dejaron un país inseguro con las peores estadísticas en violencia, educación, salud, pobreza, impunidad y profunda corrupción. Por supuesto que se disloca con la Cuarta Transformación el submundo de privilegios que se proyectó para beneficio de una minoría rapaz, donde no sólo crecieron fortunas incalculables a la sombra del poder público, sino que, además, convirtieron a México en una de las fábricas más grandes de miseria y desigualdad del mundo.

Se tiene que seguir reconstruyendo nuestra patria desde una masiva alianza patriótica por la Cuarta Transformación desde la sociedad, más allá de los partidos políticos que hoy representan solamente el vehículo institucional y democrático para acceder al poder público y a la representación popular, por encima de ello, el poder popular que legitima y da un blindaje moral extraordinario es el respaldo de la gente, el reconocimiento de las personas, más allá de los “poderes fácticos”, por encima de las campañas sincronizadas, orquestadas y financiadas en los sótanos de la miseria humana, donde la creatividad, la inteligencia y la ética son elementos ausentes.

Se debe ser disruptivo, un auténtico revolucionario, pero principalmente pacifista y afectivo en el discurso y en los hechos, esa empatía es de la que el pueblo está hambriento, los mexicanos y no sólo el círculo rojo analizan y entienden cada vez más de política, interpretan de manera extraordinaria lo que hay entre líneas en una expresión pagada en la prensa mercenaria, ya no causa efecto alguno el descrédito sin probanza, por el contrario, los supuestos agraviados se fortalecen ante las imputaciones falaces y cobardes, dichos ataques son resultado del miedo ante su ausencia de conocimiento y experiencia.

La intención es salvar a México y para ello se requiere un ejército principalmente de jóvenes patriotas armados de corazones ardientes completamente llenos de pasión por nuestro país y, por supuesto, preocupados por el futuro de las siguientes generaciones. Nunca más un México maniatado, nunca más un México marginado.

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