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El problema del agua en La Paz, ¿un proyecto prioritario?

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Ramón Aguirre Díaz

En el artículo anterior comentamos sobre la problemática que se presenta en la atractiva ciudad de La Paz, capital del estado de Baja California Sur, donde, de no implementarse acciones en el corto plazo, podría llegar a tener, en el término de tres a cinco años, una alta concentración de cloruros en el agua de los pozos que la abastecen, debido a la intrusión salina. Ésta cada año va avanzando de manera irreversible, contaminando el agua dulce del acuífero del Valle de La Paz.

Aunque no es el único problema de abasto de agua potable que tenemos, las características y la situación hidrológica del estado de Baja California Sur, donde las precipitaciones son las más bajas del país, hace que La Paz pueda ser la primera ciudad que se quede sin suministro de agua potable.

Existe un consenso entre especialistas respecto a las acciones que deben implementarse para evitar que La Paz llegue al “día cero”: la primera es proteger al acuífero que proporciona el 80% del agua con la que se abastece la ciudad, evitando que le entre más agua de mar mediante la perforación de pozos que generen una barrera, cuya finalidad sería “interceptar” al agua salina que inicia su tránsito hacia tierra adentro. Para esto se debe hacer previamente un estudio detallado de permeabilidad y transmisibilidad del suelo en una franja costera, determinando el número de pozos, su profundidad y ubicación.

Una segunda acción es la reubicación de los pozos más cercanos a la zona donde se tiene la intrusión salina, debido a que el agua salada que ya entró al acuífero va avanzando y no hay forma de detenerla. Por lo menos 6 de los 39 pozos actuales deben cancelarse para reubicarlos lo más lejos posible de la costa, dentro del mismo acuífero.

Como tercera acción, es indispensable que la red de distribución de agua no tenga fugas y lograr la más alta eficiencia en el manejo de agua, tanto en la red de distribución como en su uso en hogares, comercios e industrias, como respuesta a una realidad: se trata de la zona con menor disponibilidad de agua por habitante en el país y, por ello, La Paz deberá ser un ejemplo nacional en su uso eficiente y racional.

La construcción de una planta desaladora es la cuarta acción necesaria para mejorar, en primer término, el servicio de agua en la ciudad, donde actualmente la mayor parte está sujeta a tandeos. Además, se requiere más agua que permita suspender la operación de algunos pozos y, con ello, avanzar en la imprescindible disminución de extracciones para lograr detener la sobreexplotación del acuífero.

La mejora en la eficiencia de sus procesos operativos, administrativos y de cobranza es fundamental para poder enfrentar los mayores costos operativos que significarán las acciones que permitan resolver el problema. Lo preocupante es que, sumando los apoyos fiscales, incluyendo una inversión público-privada, para eliminar las fugas, los recursos son insuficientes para la envergadura de todo lo que se requiere, por lo que es necesario un apoyo extraordinario del gobierno federal, el cual hace unos días anunció ocho proyectos “para garantizar que todos los rincones del país tengan acceso al servicio de agua”, donde se incluyeron acciones en Sinaloa, Sonora, la zona de La Laguna y la presa Zapotillo para Guadalajara, entre otras.

Ampliar este apoyo federal al sector agua, donde se sume la construcción de una planta desaladora para la ciudad de La Paz, como el noveno proyecto prioritario, parece ser necesario para evitar que una ciudad mexicana sea la que llegue a su “día cero”: quedarse totalmente sin agua potable.

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