Estrategia contra encuestas

Surge la necesidad de “oxigenar” a la clase política. No cabe duda que lo que hoy se requiere es fortalecer el sistema de partidos políticos.

En un clima de normalidad democrática las diversas fuerzas políticas, representadas en los partidos formal y legalmente constituidos con la finalidad de llegar al poder, tendrían la posibilidad de disentir, pero también de dialogar y asumir compromisos en favor del país. El gran problema que hoy ven los analistas en México es que se vive un ambiente de “anormalidad democrática", que no permite siquiera la posibilidad de disentir de quien aplica su criterio y su voluntad en aquellas decisiones políticas que impactan directamente en la población a la que se intenta gobernar. Hoy, cualquier disenso con el poder es castigado con calificativos despectivos y violentos que a lo único que abonan es a profundizar aún más ese ambiente de confrontación y falta de diálogo, ya no diga usted al logro de acuerdos necesarios para resolver los graves problemas nacionales, como la inseguridad y los crímenes que sufre la población de amplias zonas del país.

De ahí –argumentan– surge la coalición que desde 2020 se fortaleció con la participación de los tres principales partidos de oposición al partido oficial (PRI-PAN-PRD) y cuyos frutos hoy se ven cristalizados con la postulación, por primera vez en alianza dichos partidos, de una candidata común a la Presidencia de la República para las elecciones del próximo 2 de junio. De tal manera que lo que hoy vemos en la vida pública es resultado de la ruptura del orden democrático que pone en riesgo –incluso– el éxito de los comicios de los próximos cuatro meses.

A ello se ha sumado la “guerra de encuestas” que poco a poco han perdido credibilidad. Un dato que revela lo anterior es lo que casi nadie menciona: 58 por ciento de quienes se pretende encuestar no responden los sondeos por desconfianza y ello modifica necesariamente la “muestra” que se utiliza. Es decir, casi seis de cada 10 encuestados no responde a las preguntas de los encuestadores.

Ante este panorama, más la salida de prominentes políticos de los partidos en los que militaban, surge la necesidad de “oxigenar” a la clase política. No cabe duda que lo que hoy se requiere es fortalecer el sistema de partidos políticos: un nuevo sistema político mexicano que modifique las reglas para el ejercicio del poder, como lo ha dejado claro el líder del PRI y de la coalición Fuerza y Corazón por México, Alejandro Moreno. Es evidente que la incorporación de candidatos ciudadanos a los procesos electorales es una falacia, porque, para comenzar, las organizaciones civiles que hoy existen responden a los intereses de las propias facciones políticas que los “impulsan” y que dicen quién va y quién no. Es decir, no hay tal “ciudadanización” porque las reglas las hacen los propios líderes políticos a conveniencia. Obviamente, el cauce democrático deben ser los propios partidos, cuya constitución se debe precisamente a ese fin: ser gobierno por las vías institucionales y democráticas de los partidos.

Mientras tanto, comienza a percibirse que ya hay “sinergia” entre los partidos de la coalición opositora con Xóchitl Gálvez. La coordinación política, electoral y legislativa ya quedó establecida: la logística de la precampaña corre a cargo del PRI de Alito Moreno, la de medios está a cargo totalmente de Acción Nacional y en el llamado “cuarto de guerra” confluyen los representantes de los tres partidos.

En estos días comienzan a trabajar en las propuestas de campaña que habrán de presentar próximamente. Los líderes de la oposición, encabezados por el priista Moreno Cárdenas, construyen ya el reforzamiento de los programas sociales hoy existentes con el fin de hacerlos más eficientes y evitar que sigan los desvíos de recursos hacia el partido oficial. Dentro de las propuestas se trabaja con proyectos que incluyen alicientes fiscales para el empresariado con un amplio portafolio financiero que incluye a los micro y pequeños empresarios. La coalición opositora le apuesta a que para abril las preferencias electorales se cierren.

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