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Otro disco rayado

Juan Carlos Talavera

Juan Carlos Talavera

Vórtice

No todos los creadores exitosos son profetas en su tierra ni gozan del mismo apoyo. A algunos les conceden encargos tan relevantes como el Proyecto Chapultepec y a otros se les ignora o se les mira por encima del hombro. Ése es el caso de Javier Torres Maldonado (Chetumal, 1968), el compositor de música contemporánea que en Europa es una referencia, mientras que la mayoría de orquestas mexicanas ignoran o desconocen su música.

Torres Maldonado reside en Italia desde 1996 y es profesor de composición y nuevas tecnologías en el Conservatorio Giuseppe Verdi, en Milán, desde 2007. En 1998 escribió Exabrupto —obra que dedicó a la memoria de los indígenas asesinados en Acteal— y en su catálogo desfilan piezas como Alborada, Lacrymosa I, Tiento, Luz o Reflejo espiral.

Ha recibido dos veces el segundo lugar del Premio Internacional de Composición Mozart, de Salzburgo, Austria (1999 y 2001), así como la Medalla Mozart, el premio Internacional de Composición del GRAME (Centre National de Création Musicale), en Lyon, Francia (2006); el Reine Elisabeth de Bruselas, Bélgica (2004), por Obscuro Etiamtum Lumine, con un jurado encabezado por Kajia Saariaho, y en 2019 fue distinguido con el Rumore Bianco, por Masih.

A menudo recibe encargos de festivales como la Semana Mozart de Salzburgo, la Bienal de Venecia, el Festival Música de Estrasburgo, la Bienal de Dresde, y ya tiene comisiones para el Mozarteum de Salzburgo y el Flexensemble de Hannover, mientras que los ensambles Phoenix de Basilea (Suiza) y Kuraia (Bilbao) le dedicarán dos conciertos monográficos en 2021.

A finales de mayo pasado, la OSEM programó su obra Esferal bajo la dirección de Rodrigo Macías, pero el covid-19 frustró la velada, la cual incluiría la portentosa Sinfonía No. 1 Titán, de Gustav Mahler. Ojalá sea reprogramado.

Pese a todo, el artista no se abandona a la amargura ni al reclamo, pero reconoce con tristeza que, en países como Francia, Alemania, Noruega, España y Holanda se apoya a compositores nacionales de nuestro tiempo y se graba y difunde música viva.

¿Qué sucede en México? La Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) no programa sus obras. Ni siquiera las premiadas. Incluso, me cuenta que, en 2019, el Coordinador Nacional de Música y Ópera, José Julio Díaz Infante, le cerró la puerta a un proyecto de residencia en México que incluía música de su autoría, en el marco de Ibermúsicas, pese a que tendría clases magistrales y conciertos del Ensemble Taller Sonoro de Sevilla, sin costo para México.

Y, en 2018, José Luis Castillo, director del Centro de Experimentación y Producción de Música Contemporánea (Cepromusic), luego de ejecutar Figural Musik II en un recital dedicado a compositores mexicanos de 50 años (Georgina Derbez, Juan Pablo Medina, Javier Torres Maldonado y Jorge Torres Sáenz), le dijo que Cepromusic —financiado con fondos del INBAL, que dirige Lucina Jiménez— no volverá a interpretar sus obras, luego de que la agrupación fuera multada por tocar la pieza sin pagar los materiales.

Ojalá que Lucina Jiménez revise el caso, pues no sólo persiste una política equivocada en el seno de la OSN al no promover la música mexicana de todas las épocas, sino que falta una estructura cultural donde sólo prive la calidad artística. ¿Hasta cuándo se impulsará la producción musical de vanguardia en nuestro país? ¿Falta mucho para que la obra de Torres Maldonado aterrice en México con dignidad?

APUNTE EFÍMERO

Ayer se publicaron los resultados del Sistema Nacional de Creadores de Arte y sí que hay sorpresas. ¿Acaso una de las ganadoras en dirección escénica, llamada Sandra Edith Muñoz Cruz, no es la titular de Cultura del municipio de Tampico? Secretaria Alejandra Frausto, ¿es un homónimo o se becará a una servidora pública?

 

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