María Amparo Casar, venganza y estupidez
Confucio plantea abrir una tumba para el enemigo, y otra para sí mismo.

Jorge Fernández Menéndez
Razones
Nunca son tan peligrosos los hombres como cuando se vengan de los crímenes que ellos han cometido. Sándor Márai
Pensé, ingenuamente, que la acusación contra María Amparo Casar se había archivado hace año y medio cuando aparentemente había sido archivada, por la reacción pública que suscitó, la venganza del entonces presidente López Obrador contra una mujer y una organización Mexicanos contra la Corrupción, que habían logrado, paso a paso, desmitificar el legado que decía haber dejado al país, o sea los crímenes que él mismo cometió. Olvidaba que el entonces fiscal Gertz Manero se alimentaba de los mismos apetitos vengativos de su jefe.
Sabemos ahora que la averiguación contra Casar quedó viva y al llegar la nueva fiscal Ernestina Godoy fue revivida. Dice ahora la fiscalía que en realidad están estudiando la averiguación para ver si estuvo bien construida. Espero que sea desechada inmediatamente, porque es, simplemente, una infamia.
Hace año y medio decíamos aquí que “la venganza contra María Amparo Casar rompe cualquier límite ético en el ejercicio del poder. Carlos, el esposo de María Amparo, funcionario de Pemex entonces, murió cuando cayó de una ventana de un piso alto de Pemex. No hay constancia pericial de que haya sido un suicidio y, como correspondía entonces y corresponde ahora, María Amparo cobró el seguro de vida y la pensión que otorga Pemex a la familia más cercana de la víctima”. Quien certificó el caso fue Bernardo Bátiz, entonces procurador de la Ciudad de México y hoy presidente del Tribunal de Disciplina del Poder Judicial. Entonces y ahora un hombre cercanísimo a López Obrador.
Además de acusar injustamente a María Amparo, el gobierno federal liberó en aquella ocasión, sin autorización legal y sin testear (sin suprimir datos personales) 300 páginas de legajos legales con datos de María Amparo, sus hijos, su familia, con todos los datos personales de ella y los suyos. Una violación manifiesta de las leyes; que tendría que haber obligado a la FGR a iniciar de facto una investigación penal para castigar al responsable. Por supuesto no hizo nada de eso. La condena, entonces como ahora, partió de la sociedad civil y de académicos y comunicadores que conocemos a María Amparo desde hace años, una mujer con la que se puede o no estar de acuerdo, pero de absoluta honradez, inteligencia, y capacidad de debate que nunca utiliza como arma el agravio.
El problema, decíamos en mayo del año pasado, es que “investiga, indaga y denuncia. María Amparo acaba de presentar el jueves pasado (mayo de 2024) un libro demoledor sobre esta administración que se llama Los puntos sobre las íes. Ahí afirma que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene seis características que lo definen: incompetencia, impunidad, incongruencia, ilegalidad, desinstitucionalización y desinformación. Yo agregaría una séptima: deseo de venganza.
“La denuncia contra Casar está contaminada de esas siete características. Parte, además, de explotar una tragedia familiar. Hizo lo mismo (López Obrador) un día antes con Ceci Flores, la respetabilísima líder de las madres buscadoras, a la que tachó de mentirosa, mientras que Martí Batres terminó describiendo el hallazgo de restos humanos en una barranca de Iztapalapa como un intento de manipulación con fines electorales. De la misma forma que la denuncia contra María Amparo se basa en una mentira, la descalificación de Ceci Flores parte de una manipulación, pero gubernamental: una vez que Ceci encontró los restos, el lugar fue cerrado y con rapidez inaudita, en apenas dos horas, la fiscalía decidió que los restos eran de animales y cerró el caso. Antes limpió el lugar.
“Casar y Mexicanos contra la Corrupción han hecho decenas de denuncias, unas pocas me han parecido injustas o poco verosímiles otras, la mayoría, terriblemente certeras. Esas denuncias, paradójicamente, contribuyeron a deslegitimar tanto al gobierno de Peña Nieto que le allanaron el camino a López Obrador en 2018. Pero a este sexenio, que presume de incorruptible, le brota la corrupción por todos lados, y esas denuncias se le han hecho intolerables al presidente López Obrador, y para deslegitimarlas miente, descalifica, amenaza, paga desde Palacio para amplificar en redes sus infamias.
“Decía Confucio que quien decide seguir el camino de la venganza debería abrir dos tumbas, una para su enemigo y otra para sí mismo. Eso debería recordarlo el presidente López Obrador porque él mismo, como todos nosotros, ha tenido tragedias familiares. El presidente las sufrió en su infancia, con su primera esposa y de alguna manera las sufre ahora. Están en el plano personal y ahí deben quedar. Comenzar a lucrar políticamente con las tragedias personales ajenas nos lleva al escenario que plantea Confucio, la tumba para el vengador y para su enemigo”.
Eso decíamos en mayo de 2024. Los límites éticos en el ejercicio del poder están cada vez más difusos. Prefiero otorgarle a Ernestina Godoy, que apenas inicia su gestión como fiscal, un espacio para la duda: un primer paso podría y debería ser desechar definitivamente esta venganza contra Casar y comenzar a procesar a los verdaderos delincuentes, a todos esos que hemos visto en los últimos meses ser denunciados una y otra vez sin que el exfiscal Gertz actuara. Así debería actuar la justicia.
Todos olvidan lo que decía Bioy Casares: el mundo atribuye sus males a grandes conspiraciones, me temo que se olvidan de la estupidez. La venganza es, por cierto, una forma de estupidez.