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Los privados y las vacunas

Francisco Zea

Francisco Zea

Línea estratégica

El doctor Chimoltrufio lo volvió a hacer. Él negaba enfáticamente que los particulares pudieran importar vacunas, basado en dos argumentos: 1. Que la aplicación de vacunas descoordinada de la estrategia nacional nos haría ver como un país desorganizado 2. Porque seríamos una sociedad anárquica. En la que cada quien vacunaría a un segmento de población diferente. Sería interesante que alguien le enseñe a este señor cómo en EU están vacunando hasta casi un millón de personas diarias. Y cada uno de los estados están vacunando conforme a su propio plan. No soy infectólogo, pero supongo que cada vacuna aplicada es una posibilidad de contagio cortada y eso, al final, se traduce en menos enfermos y, por ende, menos muertes. Pero quien le enmendó la plana fue ni más ni menos que el propio Presidente, que autorizó a entidades federativas y a particulares adquirir la vacuna.

Por otro lado, dada la responsabilidad que se le dio al subsecretario, la Cofepris está bajo su órbita y hay que recordar que es esta instancia la que tiene que autorizar la importación definitiva de las dosis de vacuna. Pero, como si éste no fuera un impedimento, en el mercado es prácticamente imposible encontrar dosis disponibles, pues los gobiernos de los países ricos hicieron compras adelantadas por toda la producción. Así que me parece estéril la discusión.

Aunado a esto, el Presidente ha dado positivo a covid, la maldita realidad lo alcanzó y quedó en evidencia la incompetencia de su “sensei” en materia de la pandemia. Superado el escenario catastrófico, en casi 100 mil muertos, con días y días consecutivos superando los máximos históricos de contagio desde el inicio de la enfermedad, el contagio del ciudadano Presidente es, sin duda, la prueba final del fracaso de la estrategia de López-Gatell, si es que se puede llamar estrategia a su serie de peroratas entrelazadas con visos de stand-up, en la que diario, ensimismado en su soberbia, despreciaba críticas y recomendaciones.

En suma, me parece necesario que se dé un golpe de timón en el manejo de esta pandemia que, a todas luces, se ha salido de control y que quien la maneja está obnubilado de soberbia y fatuidad. Es momento de que el Presidente tire un lastre que está trabando a su Cuarta Transformación.

Aunado a esta pandemia en la que estamos, resulta especialmente delicada la información de que, según información de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica, cerca de 8 millones de mexicanos utilizan medicamentos caducos o robados, que, obviamente, no tienen una cadena de custodia adecuada y que, por ende, representan un grave riesgo a la salud.

La delincuencia ha utilizado ahora, en la coyuntura de la pandemia, la ciberestafa. Pues desde las redes es más difícil rastrear sus operaciones e incluso han impulsado el uso de criptomonedas para las transacciones de medicamentos robados, complicando más el rastreo de sus actividades.

Raul Sapién Santos, presidente del Consejo Nacional de Seguridad Privada, ha dicho que el huachicoleo de medicamentos está en boga en este momento. De hecho, la Cofepris emitió, el año pasado, 4 alertas por robo de medicamentos y seis por falsificación, casi todas relacionados con medicinas para tratar diferentes aspectos de covid.

No está de más seguir pidiendo y recomendado a la gente que hemos sido muy irresponsables —y eso claramente no es culpa de López-Gatell ni del gobierno—, que se cuide, que use cubrebocas, que se lave las manos de forma casi obsesiva. Y, por su puesto, que no arriesguen su salud con medicamentos que sean de dudosa procedencia.

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