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El vocero del general

Francisco Garfias

Francisco Garfias

Arsenal

 

Dice el librito de la Secretaría de Gobernación, plasmado en su página de internet, que la dependencia atiende el desarrollo político del país. Pero también que coadyuva en la conducción de las relaciones del Ejecutivo con los otros poderes y los demás niveles de gobierno, para fomentar la convivencia armónica y la paz social.

Sin embargo, Adán Augusto López Hernández, titular de esa secretaría, lleva a la práctica esos principios al revés. En lugar de fomentar la armonía, se pelea con los gobernadores de oposición y los llama “hipócritas”. No le parece que se opongan a que los militares permanezcan en tareas de seguridad pública hasta el 2028 y que, al mismo tiempo, pidan el apoyo de soldados y marinos en el combate al crimen organizado en sus estados.

Adán se ha convertido en vocero del general Luis Cresencio Sandoval en su diferendo con diputados del MC que le reprochan no querer rendir cuentas del hackeo a la Sedena en el Palacio Legislativo. Los llama “irrespetuosos”. Nada dice, por el contrario, cuando gobiernos de Morena, como el de Cuitláhuac García en Veracruz, detienen a opositores (caso Del Río Virgen), o hacen valer un delito propio de dictadores: ultrajes a la autoridad.

* El río amenaza con desbordar. El senador Dante Delgado, hombre fuerte del MC, declaró ayer “rotas” las relaciones de su partido con el secretario de Gobernación. Dijo en un pronunciamiento: “Rechazo enérgicamente la frivolidad y la manera pendenciera con la que el secretario de Gobernación incumple su responsabilidad de ser el enlace del Poder Ejecutivo con los Poderes de la Unión y los gobiernos regionales”.

Dijo más: “Vergüenza le debería dar al secretario de Gobernación, al ser el responsable de la política interior, avalar que la delincuencia organizada tenga el control real de regiones en entidades gobernadas por Morena. Sobre todo, que continúe aplaudiendo o festejando la manifiesta incapacidad del gobierno federal, al estar subordinado a acciones de la Secretaría de la Defensa Nacional”.

Al ser cuestionado sobre el estado que guarda la relación de MC con la Secretaría de Gobernación, Dante respondió: “La relación está rota, porque así lo dispuso el gobierno de la República desde el principio. No vamos a caer en la ingenuidad de solicitar audiencias para que le den el trato de bateo político que le han dado al Partido Acción Nacional”.

* Una vez más quedó de manifiesto el desprecio del presidente López Obrador hacia el Legislativo. Se volvió a ausentar, sin explicación, de la entrega de la Medalla Belisario Domínguez 2020 a integrantes del Sistema Nacional de Salud. Ni representante mandó. Es la primera vez que se entrega el máximo galardón que otorga la Cámara alta a un sector de la sociedad. Médicos, enfermeras, camilleros y demás personal de Salud que se jugaron la vida –no pocos la perdieron– durante la pandemia. A causa de ésta tuvieron que esperar dos años para celebrar la ceremonia de reconocimiento y la entrega física de la medalla. Sí asistieron, en cambio, Arturo Zaldívar, presidente de la SCJN; Santiago Creel, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. En primera fila vimos a Pedro Zenteno Santaella, director del ISSSTE y los titulares de los institutos nacionales de Salud también fueron testigos de la deslucida ceremonia.

El año pasado, López Obrador tampoco quiso asistir a la entrega de la presea, en su versión 2021, a doña Ifigenia Martínez, su compañera de lucha. El pretexto fue que allí iba a estar la senadora Lilly Téllez, quien lo llamó “violador serial de la  Constitución”, y pidió enfrentarlo. El argumento de López Obrador: “No voy a asistir, porque una legisladora convocó a que me falten el respeto en el Senado”.

Esta vez la medalla no le fue entregada a un médico o una enfermera, sino al presidente municipal de Comitán, Chiapas, Antonio Guillén Domínguez. En ese municipio se encuentra la Casa Museo Doctor Belisario Domínguez. ¿Le encuentra sentido? Yo no. Le preguntamos al senador del PRI, Jorge Carlos Ramírez Marín, sobre la ausencia del primer mandatario. Respondió: “No tenemos ninguna explicación, no conocemos las circunstancias. Ya no digamos que es inusual, es histórico que el Presidente no venga a la entrega de la más alta condecoración civil que se entrega en México. “Deberíamos pedirle a la Junta de Coordinación Política que nos dé razón de por qué no tuvimos a un representante del Ejecutivo en esta ceremonia de los poderes, reforzando el reconocimiento que el Poder Legislativo hace a una persona en específico”. El personal de Salud mexicano merecía ese simbólico gesto del Presidente. Pero nomás no llegó.

 

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