Ser profesionista, hija, mujer y madre

Debes esforzarte más para demostrar que mereces la posición en la que estás.

Por Crystal Mendivil

Soy profesionista, reportera, conductora, mujer, hija, esposa y madre y, hoy más que nunca, comprendo los retos que tienen que enfrentar millones de mujeres mexicanas todos los días para poder desarrollarse en plenitud.

Previo a la maternidad tuve que enfrentar en el mundo laboral las condiciones de inequidad frente a patrones cuya justificación ante la brecha salarial era: él gana más, porque el hombre debe llevar el sustento a casa, algún día tendrás una pareja al lado que haga lo propio. El famoso techo de cristal no sólo se trata de la injusticia de ganar menos por hacer el mismo trabajo, sino de vivir atrapada entre las paredes de ese estrecho espacio en el que te encierra el “síndrome del impostor”. Debes esforzarte más para demostrar que mereces la posición en la que estás.

No sólo eso, también vi cómo constantemente en el mundo del periodismo los hombres tenían los espacios estelares y las mujeres fungíamos como una suerte de ornato, destinadas a “embellecer” el cuadro. La audiencia mexicana estaba acostumbrada a que únicamente los periodistas hombres eran capaces de dar las notas duras, las editoriales y lo que impacta en materia informativa. 

Quisiera creer que la brecha laboral se está acortando, pero la realidad es que a este ritmo vamos a tardar más de 134 años en cerrar todas las brechas. De acuerdo con el Foro Económico Mundial, dentro de cinco generaciones no podremos gozar de paridad salarial entre géneros.

Analizando la diferencia, por ejemplo, en salarios en México, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) por cada 100 pesos que gana un hombre, nosotras sólo percibimos 84.

Agradecidas siempre estaremos con aquellas mujeres que abrieron camino hacia el empoderamiento femenino, nos falta mucho por recorrer, por eso seguimos trabajando en ello.

CORRESPONSABILIDAD

Si al tema de ser mujer en el ámbito profesional le agregamos factores como el ser la única descendiente del género en la familia y además ser esposa y madre, la situación se torna más compleja. Regularmente no lo externamos porque no se trata de un sacrificio, es lo que se nos dijo siempre, es lo que nos toca en la vida. Cuidar de los nuestros. Somos las mujeres quienes dedicamos más del doble de tiempo a actividades no remuneradas, me refiero a los cuidados del hogar y la familia, el cual es tiempo que dejamos de invertir en un empleo para tener un ingreso. Nosotras dedicamos 1.5 veces más tiempo que los hombres a las labores de cuidados. ¿Por qué? Porque por el solo hecho de nacer mujer tenemos desventajas sociales y culturales que se traducen en menor bienestar financiero y menor desarrollo profesional. Sin hablar de las otras violencias a las que estamos expuestas en un país que parece normalizarlas cada vez más.

Regresando al valor económico del trabajo en labores domésticas y de cuidados, veamos las cifras del Inegi que en 2022 indican monto de 7.2 billones de pesos, esto representa más de 24 por ciento del PIB nacional. El Imco también tiene análisis claros: tres de cada cuatro personas que realizan tareas de cuidados son mujeres y nueve de cada diez personas que abandonan el mercado laboral para realizar tareas de cuidados (no remuneradas) son mujeres.

En este espacio iremos resaltando y analizando nuestras luchas. Es importante destacar que esa barrera invisible que nos impide progresar en nuestra carrera profesional, la provoca la misma sociedad y es responsabilidad de todos, no sólo de nosotras, acabar con ella.

Rompamos el cristal. Nos leemos la próxima semana y nos vemos el lunes en Imagen Noticias a las 14:00 horas.

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