Un cronista imparcial... y amiguero
Continuamos con la entrevista que “desnuda” la sabiduría de Alfredo Lamont, publicada el 14 de enero de 1979
Por Imelda Tinoco
De haber sido usted el cronista de la Conquista ¿cómo la habría contado en Sin Maquillaje?
La habría contado imparcialmente como Bernal Díaz del Castillo.
Si se viera obligado a exiliarse en la Luna, ¿cuál cara preferiría?
La única que tengo.
Habiendo sido usted el autor y actor principal de aquel programa de televisión que se llamó Sin Maquillaje, ¿por qué jamás se vio su cara en la pantalla?
Porque simplemente yo no era, tuve que contratar los servicios de una persona, que por cierto jamás conocí, a fin de que él me sustituyera. La causa era que para la realización del programa se requería por lo menos seis horas de filmación y yo, por desgracia, no tenía tanto tiempo. Es más, se acuerda usted de mi secretaria del programa, Cristina Blum, tampoco la conocí personalmente; un día me la presentaron ya como la señora de Armando Manzanero, quien por cierto la conoció a través del programa.
Si se viera usted obligado a pasar los últimos días de su vida en una isla desierta, ¿qué libros preferiría?
Cambiaría todos los libros del mundo porque la isla no fuera tan desierta.
¿Cree usted que tiene más amigos que enemigos?
Sí, espero.

